Los días habían pasado, Diego estaba mucho mejor, aunque aún no lo habían dado de alta, pues los médicos necesitaban hacerle unos exámenes más para evitar otro colapso como el que anteriormente lo había puesto en coma. Amanda se la pasaba día y noche atendiendo le y charlando con él, recordaron como se habían enamorado uno del otro y habían llegado a su memoria todos aquellos recuerdos del pasado.
Ese día, Amanda ni sus hijas habían llegado, pues él había decido ser cuidado por su asistente, así ellas podrían descansar de aquella vida caótica del hospital. La mañana era refrescante y por aquella ventana se podían observar a lo lejos las montañas cubiertas por una fina capa de neblina. Era como si aquellas risas y aventuras de su niñez lo hubiesen abandonado en un par de segundos.
Y dejando a su paso heridas incurables y sentimientos memorables, que perdurarán en lo más profundo de su corazón. Entre ellos el primer amor, la amistad y el conocer su propia identidad. Eran aquellos recuerdos tan vívidos y coloridos, era como sentir nuevamente aquella brisa del otoño en aquel tiempo tan pintoresco y único de su juventud.-Veo que te recuperas muy bien- añadió una voz que al instante reconoció. Era aquella persona con la que su niñez compartió y con la que vivió sus más grandes aventuras y también su más grande desilusión. -Ten... Te he traído fruta- indicó mientras colocaba aquella canasta llena de frutas en la mesilla.
-Fernando... ¿A qué haz venido?- dijo fríamente mientras lo observaba desde aquella ventana.
-Vamos Diego... Eres mi amigo, te he venido a ver, Madi me a contado que ya habías despertado y que por fin te darían de alta entre unos días.
Diego asentio -Ah si... Me enteré que mi hija a vuelto a salir con ese chico tuyo...-añadio en tono molesto, la idea de que Madi volviese a salir con ese chico no le gustaba. Camino a la camilla y se acomoda mientras lo veía pelar una banana.
-Ambos se aman... Déjame decirte que nunca había visto tan feliz a mi hijo, Madison es una gran chica. Y Mateo, que te puedo decir... Es mi nieto y lo adoro.
-No es tu nieto, las pruebas fueron claras y dieron negativo. Yo soy único abuelo- indico orgullo.
Frenando le sonrio y comio de la fruta -En eso te equivocas... Yo mismo ayudé a Erick a probar que Mateo si es su hijo. Hubo algunas fallas al momento de entregar los resultados, pero eso es mejor que te lo cuente personalmente él.
Diego lo escuchó y quedó sorprendido, muy dentro de él sabia que existía esa posibilidad, pero ahora que lo oía se sentía confundió y tenía miles de preguntas -¿Como...- unos pasos de tacón se escucharon acercándose a la habitación y Fernando simplemente colocó en sus labios su dedo indice, en señal que no dijiese nada más.
-Amor! ¡Deja las frutas! Las compré para Diego, no para ti- reclamo Agata quien entraba apresurada a la habitación -Cariño, el policía te va a multar, te estacionaste en un lugar para personas embarazadas, el guardia me vio dentro del automóvil e hizo que me bajara, al verme que no estaba embarazada me a regañado! Es tu culpa, ve a cambiarte de lugar antes que te multen- añadió indignada.
Diego la observo en silencio y contuvo la risa en sus adentros, al parecer Agata nunca cambiaría, siempre sería la chica que conoció en el pasado, haciendo berrinches y rabietas. Y la típica mujer mandona.
Al ver como Fernando se levantaba rápidamente y se disculpaba con ella por hacerle pasar mal momento, se pudo dar cuenta que tanto Agata como él eran iguales.
Seguramente juntos no se hubiesen soportado y por esa razón habían terminado junto a personas calmadas. Agata con sus rabietas de enojo, había encontrado la paciencia en Fernando y la armonía que este lo caracterizaba.
Él por su parte había encontrado paz junto a Amanda, quien era cariñosa y amable como ninguna.
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Amor sin Contrato
Novela Juvenilsegunda parte de "Matrimonio por Contrato" Aquí descubriremos que sucedio con Madison, Erick y el pequeño Mateo. ¿volverán a estar juntos nuestros protagonistas o su orgullo ganará? Si no has leído Matrimonio por Contrato te recomiendo que vay...