♡Capítulo 33♡

11.6K 583 59
                                    

Al llegar al edificio, fue al piso que Madison le había dicho y coloco clave que le había dado, cuando entró al departamento, la supuesta nana que se suponía que estaría ahí hasta que Erick llegará, no estaba, así que temia que hubiese raptado al bebé para venderle, sacarle los órganos y enterrarlo o algo por el estilo.
Entro a la primera habitación que encontró pero para su impresión estaba vacía.
¿y la nana se había robado todo y había huido con el niño?

-Demonios... Como puede contratar personas desconocidas para cuidar de su hijo- mirmuro y saco su móvil dispuesto a llamar a la policía cuando un ruido en una puerta del fondo llamo su atención y camino hasta el lugar de donde provenía el ruido y abrió la puerta de lo que parecía ser otra habitación.
Lo primero que pudo ver fue unos pequeños ojos azules que lo observaban con extrañeza desde la cuna.
Erick suspiro aliviado, al menos no habían raptado al niño.

-Eres rubio como tú madre - murmuro
Camino con timidez a él, ya que no quería hacerlo llorar, para su sorpresa al verlo de cerca le pareció muy familiar no tenía la certeza de donde, pero si que lo había visto antes.

-¡Agu!- grito y lo hizo sobre saltarse, Mateo al ver como el hombre extraño brincaba del susto río.

-Con que te estás riendo de mi - entrecerro los ojos y le enseño la lengua, Mateo continuo riendo y estiro sus brazos en señal que quería que lo sacara de esa horrenda cárcel donde lo habían dejado.

-¿Quieres que te saque de la cuna?- pregunto -Pff estupido, Solo a Erick Robinson se le ocurre preguntarle algo a un bebé y esperar respuesta, sabiendo que no habla... - lo tomo entre sus brazos y no pudo evitar tomar una de sus rosadas y regordetas mejillas.
-No llores okey... O llamaré a... A los lobos para que te coman... Si eso es, los lobos-

Lo llevo a la sala y lo sento en el sofá, no estaba seguro se que debía hacer así que solo se sentó junto a él y le puso un canal de calicaturas en la TV. Minutos después Mateo no mostraba interés por la serie como Erick, quien estaba impactado biendo como la doctora juguetes curaba a su pequeño dragón, Mateo al aburrirse se bajó del sofá, gateo hasta su cuarto, llegó tras una enorme caja con juguetes y la volco haciendo que los juguetes se caeran por toda la pequeña alfombra de la habitación.

Erick lo siguió y vio como volcaba todo, supuso que quería algún juguete pero no fue así, lo curioso fue verlo meterse a la caja vacía y jugar ahí.
Erick veía que Meteo estaba muy entretenido dentro de la caja y no pudo evitar sentir las ganas de meterse en la caja y jugar con el pequeño niño.

-¿jugamos a la nave espacial gordito?- sonrió

La tarde estuvo llena de clientes y el gerente del café ni siquiera se acordó de lo que le había prometido a Madi, pues habían llevado a todos los ancianos de una casa de retiro a tomar un café como obra de caridad del dueño del lugar, así que toda la tarde estuvo la cafetería llena de ancianos pidiendo tasas de café con leche y pastelillos de manzana.

Al salir del trabajo vio su reloj y era mucho más tarde de lo que imaginaba, eran las siete de la noche y seguramente Mateo estaría llorando por una mamila, devia darse prisa.
Al llegar al edificio, noto el auto de Erick estacionado en el lugar de estacionamiento para los alquilinos y suspiro aliviada, al menos si había llegado.
Subió al elevador y cuando llegó a su departamento entró rápidamente.

Se sorprendió ver en la sala a Mateo y a Erick metidos en una caja durmiendo.
Los observo y Mateo dormía plácidamente sobre el pecho de Erick, no pudo evitar tomar una foto y sonreír ante la ternura que tenía frente a ella.
Tomo en sus brazos a Mateo y al parecer Erjck lo había duchado y le había puesto perfume, ya que Mateo estaba muy fresquito y su cabello olía a su champú de manzanilla.

Cuando Madi levantó a Mateo de sobre Erick, este despertó y observo adormitado a Madi.

-Llegaste- murmuró y expresó una sonrisa torcida.
Madi asentó sonrientemente y caminó hasta a la habitación de Mateo donde vio todos los juguetes tirados en la alfombra.
Dos hombres en una casa... Y uno de ellos siendo Mateo, era de esperarse aquel desastre... Que claro le tocaría limpiar a ella.
Acomodo al bebé en la cuna y lo arropó, toco su frente y al parecer no tenía fiebre.
Como Madi esperaba, pues la nana había dicho que le quería agarrar gripa.

-Le di medicina para el resfriado... La nana dejó una nota diciendo que le diera remedio luego de ducharlo y alimentarlo- explicó Erick en murmurllo.

-Ya veo, gracias- sonrio Madi y observo a su pequeño dormir.

Luego de que Erick le ayudara a recoger todos los juguetes y colocarlos en un cesto, salieron de la habitación.

-En realidad pensé que no podrías cuidar de Mateo...

-Yo tampoco lo creía- río leve -Pero al llegar y conocer a Mateo me di cuenta que es un niño bastante tranquilo.

-Se adapta rápidamente a las niñeras... - añadió Madie llegando a la sala y viendo la caja, la cual tenía dibujos dentro de ella -¿Me quieres explicar por qué dormían en una caja?- dijo burlonamente.

-Jugabamos a la nave espacial... Pero luego de atrapar extraterrestres y viajar a la luna nos dio sueño y terminamos durmiendo- se encogió de hombros

-Hombres...- nego y río leve y levantó algunos cogines del suelo, seguramente esos habían sido los extraterrestres que habían atrapado -¿Quieres cenar? - sugirió, luego de cuidar a Mateo era los menos que podía hacer.

-Amm claro - sonrió Erick.

Madi fue a la cocina y vio en la nevera, al parecer la nana había dejado la cena lista.
-¿Qieres espaguetis?

-Claro- sonrio Erick y mientras Madi calentaba los fideos con carne como dos platos y dos vasos. Sirvió refresco de naranja. Cuando la comida estuvo caliente fue servida y ambos se dispusieron a comer.

-No sabia que sabías cómo bañar a un bebé...

-Cuando nacieron las gemelas me gustaba ver como mi madre las duchaba, las vestían y les daba manila, aun que yo tenía diez años para mi era raro ver a dos cosas pelonas en casa.

Al escuchar "dos cosas pelonas" Madison se echó a reír -Hay Erick... ¿no tenían pelo?

-Apenas tenían tres pelitos en el cual mamá les ponía un broche de mariposa, pues siempre les decían cosas como "que lindos" o "hay pero varoncitos más hermosos" entonces mamá les ponía el broche para que las personas se dieran cuenta que eran niñas...

-Ya veo... la mayoría de niñas cuando nace son calvas... siempre parecen más varones que niñas....

Erick afirmó con ma cabeza y notó que Madi tenía salsa al costado de un labio, se acercó y con ma servilleta la limpió.
Madi lo observo, en sus mejillas se podían notar ruborizadas, lo cual la hacía verse más linda y tierna.

Al terminar la cena Erick le ayudó secar los platos mientras Madi lavaba el resto.

-Gracias por lo de hoy - sonrio cuando ya habían terminado y se encontraba secando las manos.

-Gracias a ti, por permitirme conocer a Mateo... Aún que ya lo había visto antes... De lejos claro...

-¿Ya? ¿Donde lo viste? - dijo sorprendida.

-En una librería... Yo andaba buscando un libro que las gemelas querían cuando te vi en la zona de niños... Mateo estaba en su carruaje...

-Si eras tu aquella vez- murmuró

-¿Dijiste algo?

-No- sonrío Madi mientras recordaba el día en el que se encontraba en la librería y había visto aquella figura tan conocida, que la había hecho helar...

-Madi...

-¿Si? - dijo volteando a ver, pero este solo sonrio y sin permitirle alejarse le robó un beso.

Madi se sorprendió un poco pero unos segundos más tarde no pudo evitar seguirle el ritmo.
Sintió como las manos de Erick se deslizaban por su cintura y la acercaban a él. Un pequeño jadeo se escapó de entre sus labios al sentirlas en su espalda baja.
Mordió su labio inferior, en un instante paso de estar parada a estar sentada sobre el desayunador.
Erick podía sentir como la temperatura subía más y más, hasta el punto que cada beso que Madison le daba le provocaba ansias de saber que pasaria más adelante.

Amor sin Contrato Donde viven las historias. Descúbrelo ahora