♡Capítulo 62♡

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Al cabo de unos días Madison se había enterado que Diego había comenzado un juicio contra el señor Palvin, al parecer hacia mucho había comenzado a tomar productos y fondos de la empresa que claramente no le correspondían.
Tenia propiedades ilegales, pues seguramente las había comprado con el dinero que le pertenecía a los fondos de la empresa, en el juicio lo que más le sorprendió a todos fue que él mismo se declaró culpable y que pagaría por lo hecho y agregó que no se arrepentía.

Madison solo podía pensar en qué el señor Palvin había dejado en la quiebra a su familia, no le había importado si estos comían o no por el resto de su vida. Pues él en la prisión tendría techo, comida y visitas si es que su familia se dignaba a ir.
Aún que lo dudaba, pues la misma señora Palvin se encontraba indignada por lo que había hecho su esposo, la que claramente no daba su brazo a torcer era su hija...
Esta seguía siendo egoísta y muy pero muy engreída, aún que en la universidad no le ponían atención y las personas murmuraban sobre lo que su padre había hecho.
Diego se recuperaba cada día más y eso hacía feliz a lo Miller e incluso a los Robinson.
Madi por error había escuchado una charla entre Fernando y su padre en la cual hablaban sobre una futura colaboración.

-¿Crees que mi padre acceda a colaborar con el tuyo?- alzo la ceja Madi mientras observaba aquellos ojos avellana que aún se encontraban medios dormidos.

-Podria ser que si... Sabes escuche a mamá hablar sobre un contrato con papá... Mencionaron algo sobre una nueva campaña de unión...

-Mm en la última campaña publicitaria le fue muy bien a ambas empresas...- sonrió Madi y se acercó a aquel hermoso y sexi cuerpo de Erick, abrazo su torso y escondió si rostro en su cuello.
El olor de su colonia invadió sus fosas nasales y no pudo evitar darle unos pequeños y coquetos besos en el cuello.

-Me haces pecar Madi...- murmuró Erick al sentir sus traviesos labios.

-Pequemos juntos- añadió entre besos y no dudo en tomar entre ambas manos el rostro de Erick y llevarlo hasta sus labios.

Erick no se negó ante su agarre y la abrazo por la cintura, no podía resistirse a aquellos tentadores besos.
Unos pequeños pasitos se escuchaban a lo lejos, estos se acercaban a la habitación de Madi, la puerta no estaba cerrada por completo así que Mateo no tuvo problema en empujarla fuerte y abrirla.
Madi al por el chirrido de las bisagras de la puerta, se alejó de Erick rápidamente y observo a su pequeño quien intentaba subirse a la cama.

-Bu!!- dijo en gritó cuando logró quedar colgado de aquella cama. Erick y Madi rieron al ver su ocurrencia y lo ayudaron a subir.

-Buenos Días mi amor...- añadió Madi observando el tierno rostro de su hermoso nene.
-Buenos Días gordito- sonrio Erick al verlo meterse entre las sabanas.

-Mami!! Eich!!- sonrió alegremente.

-Dime pa...pá- sujirio Erick

-Eich- sonrio.

Madi río de ambos y abrazo a Matteo -Ya.... Ya... Eich deja de pelear al mi bebé- sonrio y beso la pequeña cabecita de su hijo.

Erick los observo y alzo una ceja -Él es quien me provoca!! - dijo dolido, observo que Matteo le saco la lengua y acto seguido lo repitió la madre. Se bajó de la cama y rodeó hasta llegar al lado de la rubia, se acostó tras ella y cuando menos se los esperaba la abrazo -¡Mamá osa es mía!- sonrio y beso todo el rostro de su linda novia.

-Ño! Mami mía!- añadió molesto el pequeño Mateo y se lanzó sobre Erick.
La pobre Madi reía mientras era asfixiada por ambos...

Por la tarde Erick acompañaría a Madi a la revisión médica anual de Matteo, la clínica estaba en el centro la cuidad y muy cerca de la casa de Madi así que no habia por que ir en auto, así los tres podrían ir al parque luego del medico y jugar con su hijo.
Al llegar a la clínica Madison y se quedaron en la sala de espera, Metteo se empezaba a aburrir y eso que solo habían pasado cinco minutos de que habían llegado, Erick lo llevó a se un paseo hasta que llegara su turno con el medico. Madi espero pacientemente en las cómodas sillas, algunas personas entraban y otras salían, todas y cada una con un distinto dolor.
Aún que una de estas personas que justo estaban entrando le sorprendió un poco y a la vez sintió alegría al verla nuevamente.

Amor sin Contrato Donde viven las historias. Descúbrelo ahora