♡Capítulo 3♡

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Las fiestas de fin de año se celebraban y la casa de los Miller estaba llena, pavo, villancicos y muchos regalos.

Toda la familia Miller se encontraba en la sala tomando vino mientras hablaban de todas las cosas buenas que habían susedido en el año, la conversación iba desde el nacimiento de Mateo, hasta las el nuevo incremento de la empresa.

Madison se encontraba observando desde el balcón la blanca nieve que caía en el jardin.

En su mente iban y venían aquellos vagos recuerdos que adornaban sus más dulces sueños, en los cuales podía ver una vez más aquella encatadora sonrisa y aquellos ojos que poseían ese fino brillo que no hay en ningun otro...
Apesar de tener a toda la familia con ella, se sentía más sola que nunca, de pronto su mente dio un salto al pasado y recordó que la navidad pasada había en su dedo anular un lindo anillo que lo adornaba...

Levanto su mano y la observo, no había ni rastro en ella de aquel hermoso anillo y seguramente nunca más lo habría... Suspiró y bebió de su copa la cual contenía vino de uva muy bien conservado.

- Si sigues aquí te resfriaras - añadió Renata quien se acerca a paso audaz y colocaba uno de sus brazos en el balcón.

- ¿Y Mateo? - pregunto mientras le dirigía una mirada

- Tranquila, esta con los abuelos... Sabes que lo adoran - sonrió

- Lo sé - respondió y trato de mostrar una sonrisa que claramente no engañaba a nadie.

Renata fijo su mirada al jardín y solo dio un leve suspiro -¿Piensas en Erick?-

- ¿Es tan evidente? - añadió esta fijando su mirada nuevamente en la nieve que caía sobre el pasto.

-Madison, desde que llegaste a casa, siempre pasabas largas horas durante la noche undida en tus pensamientos- añadió cruzando sus brazos y viendo a Madison mientras alzaba una ceja.

-Es solo que... Erick fue muy importante para mi Renata, y dudo que algún día lo supere...

-Madison, no te pido que lo olvides, solo te ruego que trates de undirte menos en tu dolor, ve a tu alrededor, tienes una familia que te apoya, tienes amigos que te quieren y tienes un lindo bebé que es solo tuyo... Madison eres muy joven para sufrir así... - se acerco a ella y acarició uno de sus rubios cabellos -Eres mi hermanita Madie... Y me duele verte así

Madison vio directamente a los grices ojos de su hermana y sin su permiso la abrazo fuerte, sus lagrimas comenzaron a brotar, Renata se sorprendió un poco al ver de esa forma tan vulnerable a Madie así que correspondio a su abrazo -Desahogarte te hara bien...- añadio y dio pequeñas palmadas en su espalda, al fin de cuentas Madison seguía siendo una niña en su interior que solo necesita ser mimada.

Luego de dejar ir todos esos tristes recuerdos, Madison volvio a la sala con la familia y Mateo tenia un desastre la sala, todo el suelo estaba lleno de envoltura de regalos y juguetes nuevos.

Realmente tenía muchos que seguramente ni alcanzarían en su armario de juguetes.

Los abuelos le habían obsequiado la nueva colección de coches de juguetes la cuál tenia más de cincuenta autos con cambios de neumáticos y pequeños camiones.
Diego le habia regalado un juego de bloques lego con las 500 piezas que seguramente a Madison le tocaría buscar cuando Mateo arrogase.
Amanda le habia dado más de diez conjuntos de ropa y Diana le había obsequiado balones entre estos unos de futbol, otro de básquet y unos más de pin pong.
Renata por otra parte le habia dado una pequeña pulsera de oro con su nombre grabado en ella.

Madison aun no le había comprado nada ya que le había prometido que el mismo elegiría su regalo en la juguetería.

- Al parecer alguien ya no merece regalos de cumpleaños - murmuro Madi al ver lo feliz que se encontraban su hijo con todos los bloques que le habia obsequiado Diego.

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