Capítulo 12

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Narra Lola

Cogí aire y aún en tensión comencé con todos mis sentidos alerta.

- Hola. Me llamo Lola Martín - Aproveché un segundo para tragar saliva y pensar qué diría a continuación.

Seguramente se me notaba nerviosa, pues sentí el brazo de Pastora alrededor de mis hombros en un intento de transmitirme tranquilidad y confianza.

Antes de seguir quise mirar al frente. Para de nuevo sentir su mirada en mí.

Sólo éramos ella y unas.
Unas viejas amigas que se ponen al día después de muchos años sin saber de la otra.

Finalmente, fue su sonrisa la que me aportó la fuerza necesaria para seguir hablando, está vez más tranquila y sin romper el contacto visual.

- Tengo 8 años y soy de Málaga. Vivo con Luis, mi padre. Él es maestro de música en mi colegio, y me ha enseñado a tocar el piano y la guitarra desde que era muy pequeñita. Componer es una de mis cosas favoritas, me ayuda a despejar mi cabeza y exponer mis ideas o sentimientos de forma clara y ordenada.
Creo que el flequillo es algo que me caracteriza mucho, lo tengo desde siempre y me gusta llevarlo perfectamente siempre, aunque eso suponga llegar tarde. Qué sí, es uno de mis defectos, siempre llego tarde.
¡Ah! y... tengo una pequeña obsesión con las chaquetas. - En ese momento escuché alguna que otra risa provenientes de los lados.

Todavía estaba mirándola y no me había dado cuenta de lo que estaba hablando, todo fluía sin esfuerzo.
Pero con esa información ya era suficiente.

Antes de apartar mi mirada, esta vez le dediqué una sonrisa, mi mejor sonrisa y ella me la devolvió, lo que me hizo sentir que la conocía desde siempre.
Ella es tan familiar y cercana.

Decidí darle un final a mi presentación y no terminar abruptamente, y que me había abierto. Un par de datos más irrelevantes no tienen importancia.

- Por último, no tengo cantante favorito, sí preferencias, obviamente, pero no uno en concreto. Perdón. - Dije mirando a Pastora y luego a Vanesa.
- Nada niña. Eso es muy bueno. - Me dice Pastora, ayudándome a acabar con mi monólogo.
- Por supuesto, mi amiga tiene razón. Eres muy especial. - Dice Vanesa mientras se levanta del sillón para situarse frente a todos.

Ahora sí ya había terminado, y hasta este momento pensaba que me había librado de las preguntas, pero como bien dicen "nunca digas nunca".

¡Qué ilusa yo!

- Tengo una pregunta. - Dice Luna, mirándome.

Yo asiento dándole permiso a continuar, pues aunque no quiera, Luis me enseñó a ser una persona muy educada, y es lo que soy.

- Luis, es tu padre, ¿y tu mamá?

Luna es una niña muy buena y respetuosa, y ahora mismo se me acababa de ocurrir otra cosa, oportuna. Bueno, más de una.

- No tengo. - Antes de que les diera tiempo a preguntar algo más sobre el tema decidí zanjarlo. - Sólo somos Luis y yo, nadie más.

Hubo un pequeño espacio de silencio, pero no tardaron en volver a atacar con sus preguntas. ¡Qué asco de preguntas!

Sólo espero que no hay nadie con mi misma cabezonería y curiosidad, sino no acabaríamos nunca.

- Se te ha olvidado decir cuando es tu cumple.

Obviamente no se me ha olvidado, simplemente no quiero ahondar en ese tema. Pero parece que no hay manera.

Decido no dar rodeos y responder de la forma más sincera y directa posible.

- No, no sé me ha olvidado. No lo he dicho porque no sé cuándo es mi cumpleaños. Normalmente, lo celebro a finales de noviembre, aunque, posiblemente sea alrededor del 21 de octubre, más o menos.

Esta vez todos se quedaron en silencio.

Nadie se lo esperaba, y es que esto no es ni el principio. Sin embargo es lo mejor, cuanto menos sepan mejor para todos.

Mientras ellos asimilan lo que les  cuento recuerdo una cosa que me dijo Luis. En ese momento no lo entendí, pero cada día me doy cuenta de que tiene más razón.

"A lo largo de tu vida conocerás muchas máscaras, y muy pocos rostros".

Mi curiosidad acerca de una mujer que seguidamente venía a visitarme, cabe decir que solamente a mí. Fue la responsable de esta respuesta para reflexionar.

Con ella hablaba de todo y nada. Eran conversaciones triviales acerca de mí. Siempre sobre mí.

Apenas las recuerdo, pues nuestra última conversación fue cuando tenía 5 o 6 años.

En ella se despidió de mí, entre otras cosas, y por mucho que lo intenté, nunca supe mucho sobre ella. Mejor dicho, no sabía nada, ni siquiera su nombre.

Siempre que podía preguntaba a Luis por ella. Pero él no estaba dispuesto a ceder.

Al observarlos noté que había cierta tensión entre ambos como si no se llevasen bien del todo. Aún así él siempre la defendía.

Hay quién diría que es una persona con dos caras. Pero para mí fue alguien que jugó en el bando equivocado.

Por lo que tengo entendido se arrepintió. Pero obviamente no se puede retroceder en el tiempo y arreglar lo que sucedió en pasado, eso es imposible.

Más nunca supe qué le pasó, qué le hizo cambiar, ni si quiera si acabó bien.

Pero lo que nunca entendí es ¿qué tenía que ver Luis en todo eso?

Desde mi punto de vista, Luis es una persona muy sabia.
Para mí siempre ha sido un apoyo fundamental, una vela que brillaba en mi oscuridad o un puerto en el que descansar cuando la marea era demasiado fuerte para mí.

Sólo soy una niña, pero tener un pasado como el mío, y no conocerlo, es demasiado. Sin embargo, él siempre lo ha hecho fácil, porque con él siento que puedo hacerlo todo, siempre de su mano.

Porque confío en él.

Él me hace entender, que aunque mi historia no hubiese tenido un buen comienzo, eso no definiría el resto de esta.

No sé qué papel juega Luis en todo esto. Pero no me importa, no quiero saberlo. Para mí es alguien demasiado importante que no estoy dispuesta perder.

Lo único que sé, es que él es parte de mi vida. Para mí con eso es suficiente.
Y aunque estoy segura que de algo más, pero no tengo ganas de descubrirlo.

Esto lo sé gracias a que por error escuché una conversación de él con esa misteriosa mujer. Al perecer tenía una hermana, pero no tenían una buena relación.

Su nombre, Elena.

Segunda oportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora