Narra Vanesa
Los sonidos y murmullos que llevaba un rato escuchando a mi alrededor comenzaban a tomar sentido. Sin embargo, la comodidad y paz en la que me encuentro me impide levantarme o abrir los ojos siquiera, para no romper la burbuja maravillosa en la que me encuentro.
De nuevo me sumergí en mis pensamientos y alterada por ellos, comienzo a moverme.
En busca de una nueva posición siento el cuerpo de Ramón tocando el mío y la manta que nos mantiene más juntos (si eso es posible) y calentitos, nunca mejor dicho.Abro la palma de mi mano y lo toco sintiendo su calor y esa sensación de tranquilidad y amor que me transmite. No aguanto más y abro mis ojos encontrado su rostro a escasos centímetros del mío. Levanto mi mano para tocarlo, pero antes de finalizar la acción y carraspeo a mi lado me detiene y me espabila tras esta cabezadita.
Levanto mi cabeza y hago un reconocimiento a mí alrededor, allí se encuentran todos mis compañeros. La mayoría hablaban entre ellos, pero otros nos miraban con distintas expresiones, entre ellos mi querida Amparo.
- ¡Amiga por fin despiertas! Estaba convencida de que Pablo y yo tendríamos que presentarnos solos hoy.
- ¿Qué dices ahora? ¿Y qué hora es? Tengo sueño, quiero dormir.Digo en un intento de evadirla y volver a mí burbuja de ensueño.
- Son casi las cinco, en diez minutos tenemos que estar con los niños.
Y eso fue todo lo que hizo falta para que intentara levantarme de un salto. Fue entonces que sentí un peso extra sobre mi cuerpo que me impedía levantar.
Era el brazo de Melendi que rodeaba mi cintura y me pegaba a él.
Fue eso lo que me hizo recordar que él también debía levantarse. Pero si yo tenía poca intención de hacerlo, estaba segura de que él tenía menos.Lo conocía, y sabía que podía estar hablando con él horas y no despertaría, así que decidí pasar a la acción directamente.
Agarré la manta con la que ambos estábamos tapados, y de un tirón la levanté y se la lancé a Pastora que haciendo uso de unos increíbles reflejos, que no sabía que tenía, la cogió al vuelo.- Vane, cariño, no te muevas tanto que me destapas. - Dijo Melen aún con los ojos cerrados, en lo que parecía ser su mundo de ensueño.
Era ahora o nunca.
- ¡Melen, qué despiertes! Los niños te esperan.
- Porfa, ve tú. - Y sigue tan dormido que creo no sabe de lo que habla.Sin embargo este comentario llama la atención de casi todos nuestros compañeros que mantienen sus miradas gigas en nosotros. Algunos apunto de estallar en carcajadas.
- Melen, tu equipo, la Voz, Pablo te espera. Está aquí.
- ¿Pablo, qué? - Y por fin parecía despertar.De nuevo intenté levantarme, pero su agarre seguía ahí.
- Melen, ¿puedes soltarme? Necesito levantarme.
- Puedo, pero no quiero. Estoy bien gracias.
- Ramón Melendi Espina, se me acaba la paciencia. Te levantas o te levanto, y que no se te ocurra llegar tarde. - Dije señalando su pecho con mi dedo índice y en tono amenazador, tras abandonarme la paciencia.No hizo falta nada más. Levantó su brazo dando paso a que me levantase, y una vez me levanté, él hizo lo propio también.
Era consciente de que esto era tema de conversación entre mis compañeros, y para no darles más ventaja me despedí de manera general de todos ellos.
Salí prácticamente corriendo de allí, siendo seguida por Pili hasta el pasillo, donde frené el paso y ella se puso a mí nivel, dando paso a la conversación de camino a la sala de ensayo.
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Segunda oportunidad
DiversosVanesa Martín está en el mejor momento de su carrera musical. Para ella todo está bien hasta que La Voz kids trae a ella su pasado, y tira todos sus planes y esquemas al suelo. "¿Acaso existía un anhelo humano más triste -o más intenso- que desear u...