Complicidad
Vanesa MartínNarra Vanesa
Las palabras murieron en su boca cuando me miró y se fijó en el pequeño bulto a mi lado. Dió unos pasos hacia nosotras como analizando la situación y disimulando la curiosidad en su mirada, al menos a ojos de Lola, porque para mí sus ojos fueron siempre descifrables y expresivos.
- ¿Interrumpo? - Pegunta cohibido.
Dudé unos segundos, ¿qué debía hacer?
Confío en que Melen no me delate, pero Lola ya debería estar de vuelta con sus compañeros. Sin embargo, no puedo permitir largarme ahora, tengo preguntas y si no las hago ahora puede que nunca encuentre el momento. Que la niña nos escuche es el menor de nuestros problemas.
Confío en que sabrá guardar un secreto.Lo lleva en la sangre.
- ¡No, no! De hecho ya hemos terminado de hablar. - Se hace el silencio. - Nadie puede saber que ha estado aquí.
- Descuida, mis labios están sellados.Aprovecho esta nueva pausa para mirar el contenido de la caja con más detenimiento, el que alcanzaba a ver desde mi posición. De todas formas, era evidente que ahí no estaba todo, estoy segura de que dejé más cosas, no sólo ropa, cosas que ni él puede devolverme.
Pero era un comienzo, o un final, depende dónde se mire.Iba a preguntar algo más cuando él me interrumpió dando algunos pasos hacia nosotras.
- ¿Quieres que la lleve con los demás? - Se ofrece sin apartar la vista de ella.
- No te preocupes, no es necesario. Puedo hacerlo yo misma. - Sino lo había hecho antes era porque no tenía ganas de dejarla ir. Pero debía, a veces lo mejor es hacer las cosas cuanto antes y no alargar la agonía.
- Me pilla de paso, de verdad. - Insiste.
- Melen, no creo que sea buena idea...
- Quiero hacerlo.Esta insistencia me parece surrealista.
Puede que la niña no sólo me atrape a mí, al fin y al cabo es una personita muy tierna en mi opinión.
Pienso que está decisión no es mía. Miro a Lola y con sólo una mirada ya sabe qué es lo que quiero decirle, otra cosa que me encanta de ella. Siento como vuelve a aferrarse a mí, y pienso que ella no sería capaz de rechazarlo así, aunque no quiera ir con él.
- ¿Y si vamos...juntos? - Sugiero.
Melen me mira extrañado, casi tan sorprendido como yo misma, pero la reacción de Lola en cambio está feliz, ansiosa y hasta diría ilusionada. Creo que le ha gustado la idea.
Esta vez le doy libertad para incorporarse y de un salto se pone en pie, me mira con una sonrisa inocente y extiende su mano hacia mí, la cual yo tomo sin pensar mucho.
Estamos las dos en pie una al lado de la otra y tomadas de la mano, con una sonrisa imborrable en la cara y una alegría contagiosa.
Vamos juntas hasta la puerta, pero cuando voy a abrirla tira de mi mano y me detiene, noto como se libera de esta y se aleja situándose junto a Melendi que seguía inmóvil mirando la escena, algo tan extraño en él.Ella extiende su mano como anteriormente lo hizo conmigo y parecía que Melen dudaba, al menos hasta que su expresión se volvió feliz y despreocupada, justo como la de la niña. Rechazó amablemente su mano, en cambio de un rápido movimiento la tomó en brazos, la lanzó al aire y dió un par de vueltas con ella a un costado, ambos riendo como niños pequeños. Mis niños.
Después de eso Lola no quiso separarse de Melen habían conectado tras el primer contacto, como si ya se conocieran, su contento era perfectamente visible al igual que la complicidad de ambos, pillos y con un toque de locura. Esta imagen me llenó el corazón, me sentía tan plena en estos momentos, de regreso a la vida.
Vida de la buena.
Juntos volvieron a mí, Melen me miró feliz y Lola a su costado cogió la mano de Ramón, y con un gesto me indicó que le extendiera la mía. No puse objeción a su juego de niños y la pasé por delante de Melen, pero ella tenía otros planes. Agarró ambas manos y las unió, quedando ella en brazos de Melendi y yo tomada de su mano, tal y como una verdadera familia.
Los miré y no me detuve en pensar nada más, los momentos bonitos son para vivirlos, estoy harta de cuestionarme cosas, por ello con mi mano libre tomo el pomo de la puerta y tiro de ella abriéndola, descubriendonos. Por un momento tuve el impulso de apartarme una vez más, pero agarré con más firmeza su mano y di un paso adelante llevándolos conmigo.
Fue un paseo ameno, sólo perturbado por las risas de ellos que hacían eco en los pasillos desiertos.
Ha pasado tanto tiempo que ya casi no recordaba lo que sentía al sentirte... plena.
- Hemos llegado. - Dice Melen sacándome de mis pensamientos.
- Sí. Gracias, Melen. - Responde Lola inconscientemente nombrándolo con mi apodo.Ambos nos miramos y sonreímos.
- No hay de qué corazón. - Agrega mientras la baja al suelo con delicadeza, como alargando el momento.
- Gracias a tí también, ha sido una gran charla.
- Cuando quieras. - Digo dejando suaves caricias en su mejilla.Se para frente a la puerta y Melen y yo damos un paso atrás, no debían vernos, pero dejarla ir costaba, como el primer día de cole, tu pecho se infla de orgullo al verlo partir tan seguro de sí mismo, pero al mismo tiempo algo dentro de ti sufre al distanciarse.
Traída por un impulso corre a nosotros una vez más y se abraza a nuestras piernas a la vez que nos dice adiós. Veo a Melen agacharse y yo no me quedo atrás, ambos de cuclillas en el suelo quedando ella un poco más alta, nos abrazamos.
Todo cuanto puedes abrazar y tocar para mostrarle cariño puede ser merecedor del gesto; pero si, además, es capaz de devolver el amor y demostrarte lo mucho que significa tu abrazo, tanto mejor. Porque un abrazo es una forma fantástica de expresar sentimientos maravillosos sin necesidad de palabras o explicaciones.
"Creo sólo en lo que puedo tocar, besar o darle un abrazo. El resto es solamente humo".
-Edward Paul Abbey-Nos separamos y establecemos contacto visual los tres, su mirada concretamente nos derrite.
- Adiós pequeña. - Se despide Melen alborotándole el cabello.
- Hasta luego corazón. - Digo haciendo el gesto contrario a Ramón, peinar su pelo con mis dedos.Nos alejamos uno al lado del otro, pero sin establecer ningún tipo de contacto, algo realmente extraño en nosotros. Solamente me había preguntado acerca de mi voz y si estaba tomando las pastillas, yo sólo respondí afirmativamente.
Me quedé en mi camerino, no tenía porqué, pero no aguantaba un segundo más la tensión, estar a su lado sin estar con él, ese es el problema, por eso tomo distancia. Cierro la puerta y lo primero que veo es la caja que él mismo trajo de casa. La examino por encima, y exactamente faltan un montón de mis pertenencias, pero no me suponía un problema, pude apañármelas muchos años sin ellas.
Me siento y abro el móvil. Tengo un par de llamadas de Pastora y varios mensajes, los cuales no pensaba leer, y una llamada de Ana, seguro cómplice de mi Amparo.
Apago el móvil y lo dejo boca abajo sobre la mesa. Me levanto para tomar mi guitarra y comienzo a tocar las cuerdas de esta, sólo poniendo música a mis pensamientos.
Puede que después de este encuentro me sintiera inspirada.
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Segunda oportunidad
De TodoVanesa Martín está en el mejor momento de su carrera musical. Para ella todo está bien hasta que La Voz kids trae a ella su pasado, y tira todos sus planes y esquemas al suelo. "¿Acaso existía un anhelo humano más triste -o más intenso- que desear u...