El universo sobre mí
AmaralNarra Vanesa
Sentí como la sangre se me fue a los pies a punto de caer redonda en el sitio sino fuese porque Melen me agarró justo a tiempo. Me sostuvo por la cintura y permaneció a mi lado, dando a entender que lo que tuviera que decir nos lo diría a los dos, justo así, en el sitio.
- Ella puede pasar acompañada por la enfermera. - Dijo mirando a Lola que seguía impaciente por entrar.
- ¿Sola? - Pregunté inconscientemente.
- Con mi compañera. - Repitió.La miré unos segundos y ella me confirmó con la mirada.
¿Quién era yo para negarme?
¿Quién si realmente no era su madre?
- Ve. - Cedí.
Ella me sorprendió agarrándose a mis piernas en un abrazo, buscando fuerzas y un oasis en medio del desierto. Me agaché y correspondí a su abrazo bajo la atenta mirada de Ramón.
Antes de separarse de mí susurró un gracias en mi oído.
Respondí del mismo modo, pero entonces ella ya estaba lejos con aquella enfermera.Volví a ponerme en pié y mirando al doctor tomé la mano de Melen.
- ¿Estará bien? - Pregunté refiriéndome a la niña.
- De momento tal vez sí, es fuerte. Y tal vez ahora no lo sepa, pero esa niña la necesita. Y ahora más que nunca. Necesita a su madre, porque está apunto de perder a su padre.La noticia cayó como balde de agua fría sobre mi cabeza, siempre existió esta posibilidad, pero nunca fue tan... real.
Dicen que la esperanza es lo último que se pierde, pues bien, al parecer esto era el fin.
Sentía mis piernas flaquear y mi cabeza no daba más de sí, agotada de tanto pensar, de tantos problemas, cansada de todo en general. Sólo quería retroceder en el tiempo, volver horas atrás, y parar el tiempo cuando los tres reíamos en la cama sin preocupaciones algunas.
- Podría... explicarse. - Hablé mientras apretaba mi agarre sobre Melen juntando nuestros cuerpos lo máximo posible.
- Sí, claro. - Entrelazó sus dedos y pensó un poco antes de seguir hablando. - ¿Desde el principio? - Asiento levemente. - Bueno, como ya sabrá ha tenido un accidente de tránsito, según las personas allí presentes él circulaba prudente cuando un coche en dirección prohibida impactó directamente con él. Cabe decir que no se sabe nada de la otra persona, huyó. Lo primero que pensaron los agentes es que se trataba de un loco o un borracho, pero no es así. Al investigar el coche se podía ver que el conductor no había dejado huellas, tampoco era propietario del vehículo, este había sido robado. Lo más posible es que se trate de un delincuente del momento, hay una investigación abierta, la policía lleva el caso y el proceso de denuncia está en marcha, supongo que querrá demandar...
- Eh, sí... claro...
- Continúo. El señor ha sufrido múltiples lesiones, no sólo externas como huesos rotos o rozaduras, sino que también en algunos órganos vitales... La ambulancia no tardó en llegar pero perdió demasiada sangre, y aunque se han hecho transfusiones es un tema, que por desgracia, lo ha dificultado todo. Tiene varias costillas rotas, y le cuesta respirar, pero lo que realmente nos preocupa es su corazón. Durante las operaciones ha tenido varias paradas, y aunque, lo hemos logrado reanimar sigue débil. Tenemos que este deje de latir...
- ¿Quiere decir que... - No pude terminar las palabras se agotaban en mi garganta y los nervios no me dejaban formular la pregunta.
- Es muy probable.
- ¿Probable? - Digo con ánimo.
- No le recomiendo que se haga ilusiones. Ni a su hija. De hecho no debería pasar, pero tal vez querría despedirse...
- ¿¡Qué!? No... pueLa que no pudo continuar fui yo.
Me había quedado en la misma posición por varios minutos, mirando una pared, agarrada de su mano, como quién recibe un puñetazo y no sabe ni que decir. ¿Cómo gestionar algo así? ¿Cómo llevarlo de la mejor manera? ¿Cómo no herirle? Eso no estaba en mis manos y me jodía.
Me giré y comencé a llorar, superada por la situación, apoyada en el pecho de Melendi que me abrazaba intentando calmarme, detener ese mar de lágrimas que brotaban de mis ojos tristes, sosteniéndome.
Es cierto que a penas lo ví una vez de casualidad durante el programa, pero joder... este tipo de noticias nunca son agradables, menos cuando supuestamente soy yo lo único que le queda a Lola. ¿Lo peor? Eso sí es mentira.
- Puede pasar cuando quiera. Recepción se encarga del papeleo. - Informó el doctor para luego tomar camino hacia otra sala. - Lo siento.
Pero no quería, no quería volver a ser la mensajera de las malas noticias, no quería verla llorar aún sabiendo que no era mi culpa, hacerla sentir perdida, una vez más. Verla así, saberle así, saber que no tenía forma de ayudarles, que perder a alguien cercano era de esas sensaciones que te despedazan y algo de ti se llevan siempre, porque nunca nada vuelve a ser del todo igual.
- Vanesa. - Me llamó aquella vocecilla.
Yo secaba mis lágrimas lo más rápido posible en la camiseta de Melen e intentaba normalizar mi respiración, aparentar tranquilidad. Sin éxito.
- Vane... - Dijo tirando de mí, empezando a preocuparse.
- Dime cariño. - Fingí mi mejor sonrisa y una calma que realmente no sentía.
- ¿Estás bien? - Preguntó desconfiada. Mirándome a mí y luego a Melen dudando de mi afirmativa a la pregunta. - Luis quiere conocerte. - Continúo con su semblante alegre. - Ven, acompáñame. Los dos. - Decía tirando de ambos.Respiré y de la mano de ambos nos adentramos en aquella habitación blanca, llena de maquinaria y herramientas que no conocía, y una camilla al fondo dónde descansaba Luis. Descansar por decir algo. Tumbado conectado a decenas de cables que salían por todas partes de su cuerpo, enredado en vendajes y con semblante agotado.
Pero con una sonrisa.
Una última sonrisa para la niña.
Tal vez acabe de descubrir la fuente de toda su fortaleza.
- Mira Luis, ella es Vanesa...
.
.
.Se viene.
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Segunda oportunidad
DiversosVanesa Martín está en el mejor momento de su carrera musical. Para ella todo está bien hasta que La Voz kids trae a ella su pasado, y tira todos sus planes y esquemas al suelo. "¿Acaso existía un anhelo humano más triste -o más intenso- que desear u...