Narra Lola
Justo cuando el sol comienza a fundirse con el mar un manto de oscuridad se cierne sobre nosotras, y lo envuelve todo a mi alrededor.
Ya no siento la arena entre mis dedos, ni escucho las olas romper, tampoco noto la presencia de ella a mi lado.
Me siento desorientada. Parece que la oscuridad total que antes me envolvía va retrocediendo, permitiéndome diferenciar la maleza a mi alrededor.
Parecía ser noche cerrada. La luna resplandecía en el cielo y a lo lejos se veía luz, como de una casa.
Agudizé el oído intentando captar algún sonido del entorno mientras mi vista se acostumbra a la oscuridad de la noche.
Bajo mis pies, ya no descalzos, noto la hierba crujir con cada paso que doy.
Conforme avanzo la figura de la figura de la enorme casa se va haciendo más clara, por lo que imagino que estoy en una especie de jardín.Sigo acercándome lentamente cuando escucho estruendo en la casa, una especie de disparo si no me equivoco.
El silencio sepulcral en el que antes estaba desaparece de repente, siendo sustituido por gritos y pasos acelerados que percibo a mi derecha.
Me giro rápidamente para encontrar la fuente del ruido dejando atrás la casa. Mis piernas se mueven solas tras el llanto y los pasos, como si supieran por dónde ir.
Yo me dejaba llevar con la vista fija en el frente para no perder detalle.De nuevo escucho un disparo, esta vez siendo consciente paro de correr asustada. Me detengo para coger aire y ubicarme, cuando veo aparecer a una mujer corriendo y a los pocos segundos otra que al parecer la persigue.
Intento acercarme, pero por más que quiera sus siluetas siguen borrosas y apenas comprendo lo que dicen a pesar de tenerlas prácticamente en frente. La mujer más retrasada tropieza con una rama, cayendo al suelo y haciendo que la otra se gire a ver.
- ¿Estás bien? - Escucho que dice la mujer que era perseguida.
La otra sin embargo no responde y si lo hace no logro escucharlo.
Levanta su cabeza todavía en el suelo. Y dirige una mirada llena de odio y dolor a la mujer que me heló la sangre, y posiblemente a ella también.
Intento acercarme más pero mis piernas no obedecen. Estoy estática en el sitio, sin poder moverme, solamente siendo testigo de esta horrible escena.
Escucho nuevos pasos acelerados que se acercan por detrás, pero parezco ser la única. Las otras dos mujeres están tan centradas en ellas que no se percatan de la figura tras la mujer que sigue en el suelo.
Una vez en este punto se detiene, saca algo de su espalda y levanta el brazo para descargarlo sobre ella.No sé lo que es, pero intento gritar con todas mis fuerzas para alertarla y que se aparte, mas mis intentos son en vano.
No emito el más mínimo ruido por más que lo intento. Sin embargo, ya es tarde. La mano de la recién llegada sujeta lo que parece una pistola, pero debido a la oscuridad no lo aprecio con claridad.La mujer en el suelo se paraliza totalmente en tensión al sentir el arma tocar su pelo. Centra la vista de nuevo en la mujer a la que perseguía y está vez le dirige una mirada de auxilio.
Pidiendo a gritos que la sacasen de ahí.De nuevo intento correr, gritar, poder hacer algo, pero mi cuerpo no responde. Tampoco la mujer perseguida, que agacha la vista.
- No te sientes tan libre ahora, ¿verdad? - Dice la señora con el arma.
Su voz es fría, sin sentimiento, pero más que asustarme, me enerva, me enfada demasiado. Siento la sangre hervir en mí y la sensación de ira acrecentándose en mi interior.
Como si unas ataduras me retuvieran, seguía luchando por llegar hasta la mujer del suelo y poder auxiliarla.
Paré en seco al escuchar un llanto. El llanto de un niño pequeño. Un sonido al que hasta el momento, no le había otorgado la importancia que tenía.
Sigo el sonido y me percato de un bulto en los brazos de la mujer perseguida.
Esta dirige una mirada angustiada a la mujer con el arma, como diciéndome que pare. Pero la contraria le indica que se marche, a lo que ella obedece sin rechistar y corre sin volverse más.
El llanto se aleja, sin embargo ahora escucho los sollozos ahogados de la mujer en el suelo. Sigo sin poder ver, pero me da la sensación de que la mujer con el arma está gozando el momento, mientras la otra mujer se derrumba.
- ¡¡¡NO!!! - Gritó la mujer desde el suelo.
Algo en mi interior se removió dejándome vacía al escuchar aquel grito desgarrador. Como el viento que arrastra las hojas caídas en otoño, me sentía pérdida, en terreno de nadie.
Corrí, esta vez sí, corrí sin mirar atrás, sin importarme el cansancio o el frío. Corría sin parar, pero nunca llegaba.
Por más que corría seguía estando a la misma distancia entonces, grité, como nunca antes lo había hecho. Y a pesar de pensar que el grito lo habría escuchado todo el país, ninguna se inmutó.Nuevamente, la mujer en pie levantó el arma, pero está vez la golpeó con fuerza, tanta que al instante cayó semiinconsciente al suelo mientras un hilo de sangre comenzaba a brotar de su cabeza, justo dónde el arma la había golpeado.
Se acercó a su oído y le susurró algo que no alcancé a escuchar.
Para mi sorpresa, intentó incorporarse tras perder la conciencia unos segundos, pestañeaba lentamente para enfocar un poco en la penumbra.
Esta vez recibió un puntapié de la otra mujer que guardó el arma y echó a correr en la misma dirección que la otra mujer.
- Vuelve. - Susurró la mujer desde el suelo haciendo uso de sus últimas fuerzas.
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- ¡Lola!
Se sintió como si de nuevo mi alma regresará a mí.
De un salto me incorporé y abrí los ojos, aún con el corazón desbocado.Pestañeo y me restriego los ojos para quitar las lágrimas que me impiden ver, pero es en vano, pues estas pronto eran reemplazadas por otras.
Sentí una mano apoyarse en mi espalda. Mi primer impulso fue enderezarme, e intentar apartarla. Sin embargo, antes de siquiera darme tiempo a apartarme escucho una voz tranquilizadora a mi lado. Una voz que conozco muy bien.
- Oye. Tranquila.
Levanto mi cabeza para verlo, me dedica su mejor sonrisa como apoyo, y me abraza.
Me envuelve en sus brazos y en su pecho escondo mi cabeza, como si de un búnker indestructible se tratase, me sentía protejida, querida, y mis miedos e inseguridades ofrecían una tregua.Todo gracias a él, mi confidente y apoyo incondicional.
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Segunda oportunidad
DiversosVanesa Martín está en el mejor momento de su carrera musical. Para ella todo está bien hasta que La Voz kids trae a ella su pasado, y tira todos sus planes y esquemas al suelo. "¿Acaso existía un anhelo humano más triste -o más intenso- que desear u...