9 de agosto de 1777
Campamento del Ejército Continental
Cerca de Germantown
En su tienda, Alex había estado reescribiendo toda la tarde borradores de cartas de parte de Washington. Hace unos días habían mudado el campamento de una base con una casa preciosa, a un bosque en medio de la nada en el que la única referencia que tenía era que estaban cerca de Germantown. No iba a negar que al colocar el lugar de donde enviaba las cartas lo hacía con sarcasmo de por medio. Con alguien debía compartir su exasperación de no saber dónde estaba parado, aunque quien recibiera la carta ni siquiera estuviera enterado de este intercambio.
Aun así, debía admitir que la niebla espesa había sido un gran camuflaje para el campamento, aunque las constantes lloviznas habían hecho del camino un lodazal completo, tanto que apenas y recordaba el color original de sus botas.
Dejó de escribir por un segundo y colocó la pluma en el tintero, levemente sopló la tinta fresca del papel y se levantó un instante para estirar las piernas. Había puesto la chaqueta azul de su uniforme en el respaldar de la silla y se había quedado solo en el chaleco crema a pesar del viento que estaba corriendo a esa hora. Estar con menos capas lo hacía sentirse con mayor libertad para moverse entre tantos papeles, además de evitar que su chaqueta terminara manchada, como sí estaban sus manos, de tinta.
Fue en el momento en que estaba a punto de volverse a sentar en su silla para examinar la carta que la tela que cubría la entrada de su tienda se abrió de par en par. De casi su mismo tamaño, Meade estaba parado con una sonrisa carismática en su rostro, a la vez que hablaba con un sujeto que medía una cabeza más que él. Le tomó unos cuantos vistazos para identificar al hombre rubio, entonces recordó que se trataba de uno de los nuevos aide-de-camp.
—Y este es Hammie —los ojos verdes de Meade le sonrieron advirtiéndole con anticipación que fuera amable.
—¿Hammy? Qué apellido más curioso.
La voz tranquila del hombre evitó que Alex respondiera con su típica lengua de víbora, en su lugar, brindándole toda la atención al desconocido, caminó hacia él y le extendió la mano.
—Meade tiene algo con los apodos, disculpe su comportamiento, se emociona con los recién llegados. Teniente coronel Alexander Hamilton.
Los ojos azules del hombre viajaron de su mano a sus ojos, Alex era consciente del efecto que sus ojos tenían en las personas y se alegró al saber que no había perdido el encanto. Con gusto, saboreó los segundos en que sus miradas quedaron pendidas de un hilo imaginario en el aire, hasta que el hombre se llenó de valor y estrechó su manos con un fuerte apretón.
Era curioso, sus manos apenas y tenían callos.
—John Laurens.
—Ah, el hijo del delegado del congreso —Alex chasqueó la lengua y le dio un pequeño asentimiento de reconocimiento, aunque a ojos de John aquello no parecía haberle agradado.
—Vengo viajando desde Inglaterra para ser parte del equipo de Su Excelencia, creo que soy un poco más que el hijo del delegado del congreso —John dio un paso hacia atrás.
De inmediato, Alex supo que detrás de esas palabras había algo que implicaban heridas abiertas y le pareció intrigante por decir menos. Con la sonrisa intacta en sus labios, se cruzó de brazos y enarcó una ceja por diversión.
—Podría decir lo mismo si quisiera que me llamara por mi título recién adquirido cada vez que se refiera a mí, pero no necesito tales laureles para sentirme importante. Da igual —soltó un suspiro—, si lo que Meade quería era que viera el desastre en el que me convierto cuando hago trabajo de oficina, creo que lo ha logrado.
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In the Winter's Trail - one shots lams
RandomEsta es una colección de historias, algunos cuentos y por lo general one-shots de parejas que rondan a menudo en mi cabeza. Adéntrate a mi mundo si te atreves, quedas advertido. Para más información, revisar el índice. Incluye: • Lams • Kingbury • H...