Lost in Japan (Lams-Modern AU)

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Caminaron un largo rato sin saber verdaderamente hacia donde se dirigían, aunque tampoco es que le importaba mucho, como le había dicho, él solo necesitaba de tiempo y buena compañía para despejar su mente y al parecer, ya había obtenido la segunda, solo rogaba por que el tiempo se extendiera y le permitirá pasar lo más que pudiera con este chico que acababa de conocer. Alex sabía las posibilidades de uno a diez de que su encuentro se repitiera, por lo que se decidió a aprovechar cada segundo que el reloj le diera. Cada maldito segundo, aun cuando sentía que algo le estaba faltando.

Primero se enfocaría en disfrutarlo con la mirada, punto que por culpa de su estado de ánimo no le había hecho justicia. Los rizos que se formaban en su cabello castaño por la lluvia se veían tan suaves que tenía ganas de tocarlos con sus dedos, mientras el otro descansaba su cabeza en su regazo y hablaban de banalidades de la vida cotidiana... Rayos, eso le recordaba que ni siquiera se había presentado o preguntado su nombre, pero no fue hasta que llegó al apartamento del chico que se animó a abrir su boca.

—Me llamo Alexander Hamilton —soltó mientras el chico misterioso sacaba sus llaves y abría la puerta del condominio. Diablos, ¿acaso él no podía ser menos obvio?—. Digo... No puedes invitarme a tu casa sin antes presentarte, sería de mal gusto y cualquiera podría pensar que te estás aprovechando de la situación, además nunca me dijiste si eras un violador o un asesino serial. ¿Tal vez un secuestrador serial? Si vas a pedir recompensa por mí, te voy advirtiendo que...

—Cállate, Alex —podía jurar que escuchó una risita salir de él, no se la había imaginado, él sabía que había escuchado bien—. No soy nada de lo que dijiste y me llamo John.

—John, bien...

—John Laurens.

Luego de subir las escaleras y de batallar un poco con la cerradura, ambos terminaron por entrar en el apartamento de John, el cual luego de todo de lo que Alex lo había acusado, estaba en muchas mejores condiciones que el suyo. Tenía un sofá verde para tres personas frente al televisor y uno de dos, diagonal al otro, una mesita de vidrio en el centro y frente a esta, un televisor que podía costar lo mismo que la renta de su apartamento. En la esquina, había una barra que separaba a la cocina de la sala y el comedor, con tres sillas altas contrarias a la nevera plateada junto a la cocina del mismo color, todo aquello eclipsado por la lámpara del centro que nubló la vista de Alex cuando John encendió las luces y lo invitó a pasar.

—Dime que estuviste probando en cada cerradura y que por suerte lograste abrir el apartamento. Dime que nada de esto es tuyo y que solo irrumpiste un lugar que no te pertenece, que vamos a destruir esto para levantarme el ánimo —dijo Alex entre suspiros de asombro y su boca que no se dignaba en quedarse cerrada.

—Mi padre intenta compensar algunas cosas, no me quejo, pero me gustaría que demostrara su apoyo de otras formas —John le quitó el abrigo de lana que le había prestado cuando estuvieron caminando, esa cosa había ganado su propio peso en agua, causando que las huellas de Alex quedaran marcadas en alfombra sobre la que estaba parado—. El baño con ducha está pasando la segunda puerta, no entres en la tercera, ese es el armario y si se te ocurre entrar en la que está frente a esa... Digamos que ya te lo advertí. Te voy a dejar ropa seca en la repisa, deja la mojada fuera para que pueda meterla en la lavadora.

Por primera vez se había quedado sin palabras, su garganta estaba seca y sus pies se habían quedado pegados a la alfombra, se había olvidado de cómo pestañear y lo más importante, ni siquiera recordaba dónde estaba el baño.

—Está... está bien. Tercera puerta, ¿no? —pestañeó un poco y tragó saliva, intentando aparentar que los engranajes de su cabeza seguían en funcionamiento, cuando, en realidad, estaban más fundidos que los metales en la fragua de Vulcano.

In the Winter's Trail - one shots lamsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora