Pet names (Lams Month)

153 11 12
                                    

Ocurre con tanta facilidad que deja a Alex estático sin saber cómo reaccionar a la mirada sorprendida de John. Ambos habían ordenado comida china para descansar un poco de la cocina y disfrutar de la compañía del otro. Durante todo el tiempo en el que habían salido, ellos habían caído en algunas fases de parejas: el de estar todos cursis mientras caminaban, besarse en sillones cuando sus amigos los invitaban a ver películas e incluso al típico juego de pies debajo de la mesa. Ellos estaban cómodos con eso.

Sin embargo, nunca habían hablado de lo que sucedió en ese momento. Ya lo había dicho, fue tan natural que Alex no se dio cuenta hasta que lo había hecho. Se sintió tan bien, tan sencillo, tan ellos. Fue hermoso ver el sonrojo de las mejillas de John, a la vez que se intentaba concentrar en comerse los fideos. Pero cuando John no le respondió, él creyó haber hecho algo mal.

Para que se entendiera, debía recordar la escena desde el inicio.

—John, te vas a quemar, come más despacio —lo señaló con sus palillos de madera.

Le había dicho eso muy tarde porque su novio rizado ya tenía los fideos levantados en lo alto, y su boca se estaba dirigiendo muy lentamente al vapor.

—Tú sabes que amo la comida china, Alexander.

—Esa no es excusa —recostó su mejilla contra su palma, viendo a su novio comer—. Cambiando de tema, ¿te enteraste lo que le pasó al señor del piso de abajo?

—Ajá —sopló los fideos, a veces no era bueno llevarle la contraria a Alex—. Su perro se perdió y pegó carteles ofreciendo una recompensa que nos hubiera venido bien si te gustaría caminar.

—No solo hizo eso, él llamó a la policía.

Los ojos de John se entrecerraron de forma divertida y se pasó la lengua por sus labios. Había extendido su mano para agarrar a la de Alex entre la suya, era lindo sentir a su novio bajo su toque.

—¿En serio? —la incredulidad baño su tono— Quizá lo entienda, una mascota es importante.

—No lo niego, pero ¿no crees que es un poco exagerado?

—No. Solo imagina, si yo me desapareciera por diez días, seguro terminarías llamando a la armada o al FBI.

Alex se puso a pensar en la situación planteada. Si pasar una noche sin John, lo volvía loco... No, no podía imaginarse diez días alejado de él. Todas las mañanas, Alex se levantaba y se quedaba observando el rostro relajado de su novio, como su pecho subía y bajaba y su cabello completamente esponjado. Él se veía hermoso y no podía pensar en un día, desde que comenzaron a vivir juntos, sin el sentimiento de despertar junto a John Laurens en la misma cama.

Todas las personas debían envidiar ese sentimiento, porque era único y le daban mucha lástima aquellos que nunca pudieron conocer las ventajas de tener a un pecoso lindo como novio. Esa misma emoción que era tan difícil de expresar y tan fácil de sentir, lo había estado persiguiendo desde hace días. Amaba a su novio y por eso dijo lo siguiente sin pensarlo con la cabeza:

—Llamaría a la CIA, Jack.

Jack.

Jack.

Jack.

La única sílaba de su nombre de los labios de Alex lo habían dejado paralizado. Con los fideos a medio camino de su boca, John los volvió a dejar en la bandeja. Su siguiente movimiento debía ser completamente analizado.

Solo sus padres lo habían llamado así y cuando Henry lo hacía, generalmente, era para reclamarle por un error o para recordarle lo mal hijo que había sido. Pero esa sílaba, esa sílaba pronunciada bajo el acento del Caribe de Alex, lo habían dejado mudo. Por el drenaje se habían ido todas las expresiones conocidas para darle una respuesta directa. El nudo en su garganta no ayudó mucho en demostrarle lo que quería decir. Fue por eso que solo apretó su mano.

Y a Alex no pareció gustarle.

—Disculpa. No... No sé lo que estaba pensando, John —se disculpó retirando su mano de la de John y bebiendo de su vaso para apartar sus ojos de los de su novio quien parecía asustado más que nada.

—No tienes nada de lo que disculparte, Alex.

Una sonrisa de satisfacción se dibujó en su rostro. Era la primera vez que John acortaba su nombre.

Alex rápidamente cambió de perspectiva y bajó el vaso con cola.

—No lo haré, Jack —él volvió a intentarlo y extendió su mano sobre la mesa.

John la tomó y sin soltarla repitió:

—Suena tan bien cuando tu lo dices, Alex, y te amo por eso.

Y aunque Alex sabía que "Jack" era un apodo muy común para todas las personas que se llamaban "John", decírselo a su John era algo diferente, se sentía como si finalmente había recorrido el círculo completo de la confianza de su novio y ahora los colores se veían más brillantes y su amor por John solo creía cada día más.

—Enamorarme de ti fue otra de las cosas más tontas que jamás pensé necesitar. Jack, cambiaste por completo mi perspectiva, me has dejado indefenso y no podría estar más agradecido por que me ames.

—¿Qué piensas de Titanic?

—Que Jack si entraba en la puerta con Rose.

—¿Si tú fueras mi Rose, me darías espacio?

—Te daría la puerta, Jack.

Las sonrisas de enamorados, los besos bajo la luna y las caricias indiscretas se volvieron algo de lo que ninguno pudo escapar y no les importaba, mientras John pudiera ser el Jack de su Rose, Alex haría todo lo posible para llegar al final de la película vivo. Quizá un día debería buscar a James Cameron para una nueva versión de la película editada.

Finamente, el apodo se volvió algo tan recurrente que Alex solo lo llamaría por su nombre cuando quería tratar un asunto serio. No obstante, lo que John escucharía todas las mañanas sería un...

—Buenos días, Jack.


_______________________________

N/A No es tan largo como quería que fuera y ya es tarde, así que buenas noches.

In the Winter's Trail - one shots lamsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora