John no sabía por qué se engañaba al elegir una película con Alex, ambos estaban conscientes de que no la iban a terminar viendo por conversar entre ellos, como las decenas de noches anteriores a esta. Frescos, por la reciente ducha, y con los dulces en bandejas en medio de la cama, los dos habían llegado a un punto de la conversación en la que no tenían mucho que decir, más que incitar al otro a perder la paciencia y los efectos que esto podría tener.
—Deja de tratar de hacerme cosquillas, Alex, te estoy viendo —la sonrisa de John se extendió al ver la mano de Alex retroceder de su estómago.
—¿Por qué parte va? —Alex lo ignoró y preguntó por la película.
—Creo que es cuando tienen al bebé y la va a buscar al hospital, ¿o pierde al bebé? No estoy seguro, deja que la retroceda —John se estiró para buscar el control remoto que estaba en algún lugar de la sábana enredada entre sus piernas.
Y de inmediato maldijo el momento en que bajó la guardia, porque era claro que Alex no era de los que se rendían fácilmente. John no pudo resistirse a las cosquillas y acabó retorciéndose y volcando la bandeja de dulces sobre la cama.
—¡Alex! ¡Alex! ¡No! ¡No! ¡Para! —la risa de John hacía que lo que sea que estuviera diciendo fuera aún más incomprensible a oídos de Alex, y solo cuando lo vio completamente sin aliento fue que lo dejó en paz.
—Okay, necesito un consejo.
—¿Y no podías pedirlo como una persona normal? —el pecho de John no paraba de subir y bajar, había quedado desecho.
—No sabía cuándo podía encontrarte de buen humor —se sentó entre las piernas de John—, así que mejor hice que te pusieras de buen humor para poder hablar contigo sin que te enojaras.
—Me haces sonar como un amargado —John rodó los ojos, su cabello se había comenzado a esponjar por el ajetreo, así que mejor se quitó la liga y lo dejó suelto.
—¡Yo no dije eso!
—A ver, vamos, escúpelo. Aunque no sé cuántas veces debo repetirte que soy malo dando consejos.
—Eres peor siguiéndolos, así que eres mi mejor opción —Alex se recostó junto a él, ambas cabezas colgando del borde de la cama—. Además, no sé si deba recordarte que no puedo preguntarle esto a ninguno de nuestros amigos.
—Sí, sí, porque después van a tomar bandos, y queremos que sean felices. ¿Ya ves qué tan buenos amigos somos? —John resopló, poco a poco estaba recuperándose del ataque furtivo de Alex.
—Okay, volvamos a mi problema.
John meneó la cabeza para que continuara.
—¿Crees que debería llevar la ropa interior que acabo de comprar a la cita que tengo mañana con el chico que conocí en la fila del supermercado?
A veces, solo a veces, John se preguntaba cómo es que Alex podía ser tan inteligente en algunas cosas, y a la vez preguntar semejantes pendejadas que lo hacían dudar en su gusto en hombres.
—Alexander.
Silencio.
John volteó su mirada muy lentamente del techo a los ojos del supuesto conquistador de hombres y mujeres, y dijo:
—¿Qué mierda acabas de decir?
—Que si debería–
—¡No lo repitas!
—¿Eso es un sí? —Alex le regaló una sonrisa.
—¿Ibas a nuestras citas con esos calzones agujereados que encontré la otra vez en tu cajón?
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In the Winter's Trail - one shots lams
RandomEsta es una colección de historias, algunos cuentos y por lo general one-shots de parejas que rondan a menudo en mi cabeza. Adéntrate a mi mundo si te atreves, quedas advertido. Para más información, revisar el índice. Incluye: • Lams • Kingbury • H...