Mientras tomaban el taxi hacia el hotel, John se había dado cuenta de la mirada de confusión y sorpresa que el conductor les había dado. El verano había llegado y con este las vacaciones, el momento perfecto para tomar el sol, broncearse y nadar un poco en el mar. A él le ilusionaba mucho este viaje, después de todo, era su primer viaje fuera del país junto a su esposo, Alex.
Él le había encargado separar las fechas, agendar el hotel y alistar las maletas, con suerte todo estaría listo para el día en que les tocaría partir y Alex no lo defraudó, todo estaba en orden, lo único que faltaba era abordar el avión, llegar a su hotel, dejar las maletas y salir a recibir un poco de color.
La primera parte ya estaba hecha, incluso, el hotel en el que se habían hospedado quedaba frente a la misma playa, por lo que no sería complicado desempacar las cosas —o solo lanzar todo al cuarto— y salir por las mismas en traje de baño.
Lo que sí le pareció extraño ya era la segunda mirada de confusión que ambos recibían el mismo día, primero del conductor y ahora de la recepcionista.
—Venimos a la playa —le habían dicho con una sonrisa luego de preguntarle donde estaban los baños más cercanos.
—Suerte si no se congelan.
—¿Perdone?
—Es verano, debieron venir en invierno.
Alex con las toallas sobre sus hombros, se acercó más, pensando que no le había entendido bien. Se paró junto a John e inclinó la cabeza.
—Podría repetir eso, por favor.
La chica pareció encontrar su reacción divertida y sin ningún inconveniente, asintió y volvió a formular lo que había dicho:
—El clima es mejor en invierno, en verano hace frío —ella los miró a ambos a los ojos como buscando una razón para explicar el desconcierto de Alex y John, entonces lo entendió—: Oh, ¿extranjeros?
Y ahora era John quien le preguntaba con la mirada a Alex si no había investigado debidamente antes de agendar sus vacaciones a Latinoamérica, específicamente a las playas de Atacames.
—Lo somos, gracias por su tiempo.
John salió rápidamente y caminó sobre la arena con los pies descalzos. El frío comenzó a colarse por sus huesos y a revolotear su cabello rizado. Alex, por otra parte, lo seguía de cerca.
—Jack, no es tan malo. Aún podemos divertirnos.
—Métete al agua y luego hablamos, ¿sí? —pagó por una de las sombrillas y se acostó en el catre con la vista al mar.
—Okay, si así estamos, entonces lo voy a hacer.
Las cosas que Alex llevaba cayeron a un lado de John y, desde lejos, él pudo ver como su esposo, lentamente cometía una de las locuras más grandes de las que había sido testigo.
—¡Estás loco! ¡Te vas a congelar! —gritó incorporándose del catre. Una sonrisa se extendía por su rostro.
—¡Si eso te hace perdonarme, entonces lo haré!
El sonido de las olas y el aroma salado de la espuma de mar golpeó a Alex con delicadeza al principio, no fue hasta que quedó de espaldas al mar que este le jugó una mala pasada y lo revolcó sobre la arena como se lo merecía.
Lo único que le importó en ese momento fue que la risa de John se escuchó hasta allá mientras se levantaba para sumergirse, nuevamente, en el agua. Definitivamente, iba a recordar estas vacaciones como las mejores de su vida.
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N/A Demasiado corto para mi gusto, pero es el cumpleaños de mi abuelo, así que tengo que volar.
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In the Winter's Trail - one shots lams
RandomEsta es una colección de historias, algunos cuentos y por lo general one-shots de parejas que rondan a menudo en mi cabeza. Adéntrate a mi mundo si te atreves, quedas advertido. Para más información, revisar el índice. Incluye: • Lams • Kingbury • H...