Scary movies (Lams Month)

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La caja de música que sonaba detrás de John lo mantenía alerta mientras corría por su vida por la casa con miles de puertas, cada una marcada con su nombre, cada una cubierta de un rojo que estaba seguro y no era pintura. Su pecho subía y bajaba a un contratiempo que marcaba justamente las partes donde la percusión debería estar en la canción que lo perseguía. Miró a ambos lados de la encrucijada, podía elegir dos caminos, su cabeza estaba en modo de conteo regresivo, en sus oídos se escuchaban el movimiento de las manecillas, su corazón quería salirse de su pecho y el sudor frío que bajaba en un largo camino por su espalda, era lo único que le impedía colapsar en el acto.

—¡Axel! —gritó para encontrar a su compañero, su molesto vecino que se había quedado atrapado en la misma casa al ir a pedir prestada un poco de azúcar.

—¿Jack? ¿Estás por ahí?

La voz de Alex venía de la puerta detrás de él, se volteó y se lanzó contra la puerta, necesitaba entrar antes de que la criatura lo atrapara. Uno, dos, tres golpes.

—¡Corte! —y ese era el llamado del director para finalizar la escena.

Stephen Price se levantó de su silla y se acercó a John, quien estaba abriendo la puerta del set para que Alex entrara.

—Eso fue genial, chicos. Y saben lo mucho que amo las risas, pero esta será una increíble película de terror —sus manos sacudieron a ambos hombres de los hombros, a pesar de que él era menor que los otros dos, su método para dirigir películas ya le había dado un Emmy y este año iba por el Oscar—. Eso sí a tu personaje, Alex, podrías darle un poco más de realismo a tu voz como si en realidad estuvieras buscando a Jack. Sí, eso necesito, quiero que se escuche a Axel desesperado porque no encuentra a Jack. Tú, John, estás haciendo un buen trabajo —dio una palmada y añadió algo más—: Tómense cinco minutos.

—Gracias, Steve —Alex asintió y ambos vieron como él se dirigía a hablar con Susan, quien se encargaba de los efectos por computadora.

John sabía que entre esos dos había algo más; sin embargo, en ese momento tenía cosas más importantes por las que preocuparse.

—¿Estás cansado? —le preguntó a Alex, cuando vio a este servirse café en un vaso desechable.

—Un poco. Tienes suerte, tu personaje se llama Jack. Siempre te llamo así, no debería ser difícil meterme en personaje.

—Quizá no quieres mezclarme con un vecino molestoso que solo te sirve para darte azúcar.

Aquello provocó que una sonrisa se asomara por el costado del vaso desechable, cuando Alex tomó un sorbo del líquido amargo.

—Esta escena está demorando más que las demás, Jack.

Al escuchar la molestia en la voz de Alex, John se acercó y le quitó el vaso de sus manos y lo reemplazó con las suyas.

—¿No te gusta compartir escenas conmigo?

—Sabes que no me refiero a eso —se acercó más y entrelazó sus dedos.

Podía notar cómo el color de la piel del otro se tornaba lentamente roja, primero en su pecho, luego en su cuello, pasaba por sus orejas y terminaba en su rostro.

—Eres un tramposo, Jack. El trato era nada de tocar. Debías...

—Debía romper tu personaje solo con palabras, lo sé, pero eso le quita la diversión al asunto, además no fui yo quien lo rompió, fuiste tú.

—Mientes, Jack. Te he llamado todo este tiempo así.

Al ver la sonrisa burlona y de aparente victoria crecer en el rostro del azabache, John dio el paso que les faltaba para cerrar la distancia que existía entre sus dos cuerpos. Lo último que hizo fue acomodar un mechón del cabello de Alex, detrás de su oreja y susurrarle como si fuera dueño del silencio:

—Y yo nunca te he llamado por tu nombre —retrocedió deteniéndose unos segundos cerca del rostro del otro y alejándose justo cuando creía que iba a ceder—. Nada de besos en el trabajo.

Entonces, se fue caminando hacia la mesa de bocadillos, donde agarró un durazno y le dio un mordisco sin despegar los ojos de Alex. El azabache solo tragó saliva.

—¿Podrías repetir eso? —la mano que lo había rodeado de los hombros era la de Steve— Esa es la energía que necesito para la escena.

—Si puedes convencer a mi esposo para que me bese en horas de trabajo, tenemos un trato —le extendió la mano y esperó a que Steve la estrechara.

—Uy, no. Yo no hago tratos con el diablo, será para la próxima, Alex.

Lo soltó y caminó a su silla, desde donde veía a todos los actores en su elemento. Levantó la mano y Susan le hizo una señal para continuar.

—¡Luces, cámaras y acción!

Desde donde estaba, Alex sabía que se venía un largo día por delante, pero al menos compartía la mayoría de las horas con su esposo y mientras lo pudiera llamar Jack, él estaría complacido con su vida y los intentos de mantenerse cuerdo, porque tener un esposo como John y no morir en el intento por controlar sus impulsos más naturales, era una lucha que valía cada día.


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N/A Esto se veía mejor en mi cabeza, en mi defensa los viernes son los días más pesados. Y sí, John y Alex son actores en este shot.

In the Winter's Trail - one shots lamsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora