—¿Qué hace alguien como tú en un lugar así? ¿Y de paso solo? —desde la barra del bar, John escuchó la voz familiar detrás de él y rodó los ojos antes de darse la vuelta solo porque sabía que a la persona no le gustaba que lo hiciera.
Más porque pensaba que sus ojos caerían como canicas al suelo de tanto girarlos hacia atrás.
—Estoy solo porque me gusta estarlo. Elección personal, como dicen —John sonrió a la fuerza rápidamente para luego llevarse el sorbete de su bebida a la boca.
—Eso responde una pregunta, falta la otra, Lawrence —con diversión Vegobre le quitó el vaso de café que John estaba bebiendo en medio de un bar.
—Dame eso, yo lo pagué, ve a pedirle a Francis que te compre algo.
—Ah, no. Primero lo pruebo, adivino la respuesta a mi pregunta y luego veremos.
—Eres un odioso —se cruzó de brazos y piernas, pero cuando se dio cuenta de lo que hacía se sentó bien en una postura que consideraba "más masculina".
—No engañas a nadie, Lawren—
—Si me vas a llamar por mi apellido, te agradecería un montón que lo pronunciaras como es.
—Ya hemos pasado por esta conversación antes, John. ¿Alguno ha ganado?
—No.
—¿En realidad te molesta que te llame así? —levantó una de sus cejas rubias que resaltaban más que el tono rubio fresa de su cabello y probó de la bebida de John.
—No.
—¿Um...? Rico. ¿Calabaza?
—No es octubre, no tienen ese especial en Starbucks.
—Una pena —chasqueó los dedos—. Frappuccino de caramelo —le devolvió el vaso, John ya ni siquiera discutía, no lo valía.
Y según el orden de acontecimientos, ahora le tocaba a su amigo de ojos caramelo, adivinar qué hacía a esas horas en un bar. John solo quería que se apresurara para así volver a sentarse de mal humor y aparentar que no conocía a nadie.
—Te dejaron plantado.
—¡¿Cómo puedes...?! —suspiró al notar su grito y bajó la voz— ¿Cómo puedes saber eso con solo beberte mi frappuccino?
—Fue un sorbo y no. Tal vez no lo recuerdes, pero nos dijiste que llegarías tarde al apartamento y pues no lo estás. O sea, sí, pero no —movió las manos con intensidad.
—No sé si me dejó plantado —arrugó los labios—. Es una ciudad grande, ¿sabes? Cualquiera puede perderse.
—¿Es ese pelirrojo con pecas del que no parabas de hablar? —Vegobre lo miró tratando esta vez de adivinar solo por sus expresiones.
—No eran las pecas. Eran sus ojos —movió dos de sus dedos señalándose los suyos que eran azules.
—Ojos violetas, cómo pude olvidar eso —resopló llamando al barista con su mano—. Mira, Lawrence, si te vas a deprimir, hazlo bien, ¿sí? Ginebra es tan grande como una copa de ginebra. La diferencia es que una puede ser tomada de varias formas y para la otra solo necesitas el GPS del celular. Incluso un auto serviría.
—Tampoco creo que tenga auto, era de intercambio...
—Inteligente, tras eso, el muchacho —agradeció con su cabeza al barista y le tendió una copa a John quien seguía bebiendo de su frappuccino.
—Le mandé la dire—
—Era solo un Starbucks, no hay ciencia detrás —sostuvo su copa en alto—. Puede que haya sido una ilusión de la luz.
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In the Winter's Trail - one shots lams
RandomEsta es una colección de historias, algunos cuentos y por lo general one-shots de parejas que rondan a menudo en mi cabeza. Adéntrate a mi mundo si te atreves, quedas advertido. Para más información, revisar el índice. Incluye: • Lams • Kingbury • H...