Proposal (Lams Month)

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Alex estaba preparado. Tenía la caja en el bolsillo, estaba de camino a encontrarse con John y venía dando pequeños saltos mientras recogía un ramo de jacintos, los favoritos de su novio. Ya tenía el discurso preparado en su cabeza, la forma en que miraría a John a los ojos y las nuevas oportunidades que vendrían si obtenía una respuesta positiva.

Las calles de Nueva York nunca se sintieron tan llenas de paz y tranquilidad, y a la vez, repletas de personas que lo saludaban con una sonrisa en lugar de robarle la billetera como la última vez que caminó solo. El calor del sol iluminaba las pequeñas hojas de los jacintos, mientras avanzaba con solo una pregunta repitiéndose en su mente.

Ese día se había levantado con la esperanza repicando en su pecho, se había mirado al espejo y vio a un hombre que le faltaba algo en su vida. Su cabello oscuro lo había sujetado en una coleta y se había pasado la rasuradora, bueno, un poco de la rasuradora. Había apartado la mejor de sus camisas, los zapatos menos apestosos y las medias que John le había regalado para su último cumpleaños.

En ese momento, lo único que quería era que John le diera una respuesta positiva, quizá un "lo pensaré", pero no aceptaría un no por respuesta. Llevaban más de dos años saliendo, conocían cada uno de los gustos del otro. Él sabía que John tenía una debilidad por las series de Netflix basadas en casos de la vida real, que era el primero en quedarse dormido cuando veían una película, que no le importaba dormir abrazado a él o que él lo abrazara. Se sabía sus horarios de dormir que rondaban entre las diez y once de la noche, dependiendo de cuán interesante estuviera la conversación por chat; aunque, últimamente, sus conversaciones se extendían hasta la madrugada y era Alex quien tenía que cortarlas por el bienestar de John, ya que a él no le gustaba verlo con ojeras a la mañana siguiente cuando desayunaban juntos, en la cafetería que quedaba a dos cuadras de ambos apartamentos.

Hoy era un día de esos, las nubes se habían despejado del lienzo azul que estaba sobre su cabeza, los jacintos olían como la misma primavera y la lluvia de ayer había dejado un clima templado que no molestaba a ninguno de los neoyorquinos. El asfalto bajo sus pies era lo necesario para recordarle que lo que estaba por hacer no era parte de una fantasía o un sueño, ni mucho menos una alucinación. Él, Alexander Hamilton, estaba entrando a Spring y en la mesa dos, sentado y viendo por la ventana, estaba John Laurens, su novio.

—¡Jack! Llegaste temprano —llamó la atención de John, agitando el ramo de jacintos y se sentó frente a él.

—Y tú asaltaste una florería. En serio, Alex no era necesario —John escondió una sonrisa con el puño que sostenía su mentón sobre la mesa.

—Lo es para lo que voy a hacer —le extendió el ramo y su novio lo agarró, en el proceso, tocando levemente los dedos que rodeaban los tallos de los jacintos.

John inclina su nariz en los jacintos y los olfatea. Le trae un recuerdo de un picnic en el que él y Alex habían creído que el otro llevaría la manta para sentarse. El resultado fue mejor de lo que quizá se imaginaban y eso lo hacía más especial.

—¿Olvidé uno de nuestros aniversarios? —preguntó colocando el ramo sobre su lado de la mesa.

—No. Eso sería imposible, considerando tu agenda con todas las fechas en las que hemos hecho algo.

—Me gusta ser organizado.

—Y es por eso que no, no te has olvidado de ningún aniversario, Jack.

—Al menos me merezco un diez por esfuerzo —sonrió y se encogió de hombros mientras estiraba la mano sobre la mesa.

Alex notó el gesto y se la agarró, frotando su pulgar sobre los nudillos de John. Él pasó el dedo por cada uno de los de este, deteniéndose levemente en el anular. Algún día este hombre hermoso sería su esposo, algún día caminarían por el altar y se dirían los votos que los acompañarían hasta que fueran viejos y arrugados. Pero, antes que eso ocurriera, necesitaba dar el primer paso.

—¿Tienes algo que preguntarme, Alex? —John levantó una de sus cejas y se lo quedó examinando por unos segundos.

Él sabía cuando Alex ocultaba algo, siempre se ponía pensativo en silencio y no dejaba ver su rostro, lo que lo volvía aún más adorable.

—¿Por qué lo dices? —levantó la mirada aún con su mano entrelazando la de John— Soy demasiado obvio, ¿no?

—Nah, creo que es que te conozco muy bien.

—Y eso es una gran ventaja.

—¿Por la pregunta? —él continuaba en su intento por descubrir lo que sea que Alex tenía en mente.

Alex suspiró y buscó en su bolsillo. A los segundos, el tacto familiar de la caja, que había guardado ahí en la mañana, le recordó la razón por la que hacía todo esto.

—Solo tienes que decir que sí o puedes pensarlo, Jack —agarró con fuerza la caja, como si esta fuera un pequeño huevo y lo estuviera protegiendo del frío, y la colocó en el centro de la mesa con la vista frente a John.

—Wow, eso es inesperado.

Él le sonrió de la forma más tranquilizadora posible, aunque por la cara que John le dio, seguramente parecía más una mueca que otra cosa.

—No te asustes.

John asintió lentamente conectando su mirada con la de Alex, a la vez que el otro abría la caja y le mostraba el contenido de esta.

—John Laurens, mi hermoso novio, estos días he pensado en lo mucho que nos complementamos y en lo tanto que te amo; y las noches que odio porque no te puedes quedar en mi apartamento ya que al día siguiente tienes trabajo o necesitas hacer algún trámite. No sabes lo tanto que te necesito, o bueno, quizá sí lo sepas y eres muy bueno ocultándolo... Me estoy desviando. Jack, esta es una promesa que te hago y que te haré hasta que llegue el día en que ya no seremos dos, sino que uno solo. Jack, te amo y como te has dado cuenta, no puedo estar otro día separado de ti. Entonces, ¿quisieras mudarte conmigo?

Los ojos de John contenían las miles de palabras que quería decir y no podía por la emoción que estaba sintiendo en ese momento, así que agarró la llave plateada que estaba dentro de la caja y besó a Alex, ahí en medio de la cafetería, justo cuando la mesera traía las órdenes que él había pedido por adelantado.

—Sí, Alex. Hoy mismo empaco mis cosas.


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N/A La ventaja de que Proposal puede significar muchas cosas. Esto es extraño ya que tuve que separar a estos Alex y John de los otros Alex y John que hemos creado con Bar. Sin embargo, eso lo hizo más divertido, especialmente porque no hay angst. Celebremos. Y comenten qué es lo que creían que Alex iba a proponerle, por favor, quiero leerlos.

In the Winter's Trail - one shots lamsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora