In The Closet (Lams)

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Advertencia: Es smut, el primero que me digné a escribir y el último que terminé. Quedan advertidos, sigan leyendo bajo su propia consciencia. Eso, ahora lean.

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«'Cause If It's Aching. You Have To Rub It»

«Si está punzando. Tienes que frotarlo»

Cuando aceptaron la invitación de George lo que menos pensaron fue terminar en un armario. Y para llegar a ese momento se necesitaba una pequeña recapitulación de los eventos. La noche había comenzado como una salida normal, ambos habían acordado dejar a Philip con Martha. Además, que se había ofrecido a cuidarlo debido a que —sus palabras y no las de ellos—: "para ser recién casados, su etapa de luna de miel ha durado muy poco". Así que como nunca, Alex aceptó el consejo de tomarse un descanso. Uno nombrado por él mismo como "tiempo para ellos".

—¿Estás seguro? ¿Y si George nos droga? ¿Y si nos separamos? —John estaba empezando a tener dudas en el ascensor de camino al pent-house de su amigo.

Había una sensación de incertidumbre mezclada con escalofríos que recorrían su espalda baja y alertaban a su cerebro a solo parar el ascensor y presionar el botón de planta baja. A diferencia de él, Alex se veía completamente relajado y dispuesto a dejarse fluir por la noche.

—Tú mismo lo dijiste, no eres de los que se drogan, Jack.

—No. No lo soy, pero una vez dentro del territorio de nuestro amigo asesino-psicópata con complejo de dios —bromeó—, ni siquiera sabrías quién fue el que dio el primer paso a la locura —respiró profundamente apoyando su antebrazo contra la pared del ascensor, quizá solo estaba pensando demasiado y preocupándose por gusto.

Era una fiesta. Ni que estuvieran caminando hacia su ejecución en la horca.

—Okay, podemos regresar si eso es lo que quieres —Alex acercó su dedo a los botones del panel.

Más que nadie, John sabía lo que era cuidar a un niño pequeño y el estrés —sumado a la responsabilidad que finalmente estaba asumiendo— que traía consigo. A medio camino, detuvo la mano de Alex y negó. Su yo de veinte años le habría agradecido esa decisión en otras circunstancias.

Entonces fue que las puertas del ascensor se abrieron y el pent-house más que elegante, se veía dividido por varios grupos de personas que calificarían dentro del estatus social de George y no del de ellos, pero ese sería un problema para alguien más.

Ellos estaban ahí para nada más que divertirse.

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De la barra abierta proporcionada por el mismo George, salieron copas de los más finos y caros vinos que Alex o John se podían haber imaginado probar. Cada copa bien podía representar el doble del sueldo anual de Alex como maestro, por suerte que su amigo estaba más que generoso y eso le permitió a John soltarse un poco. Aunque Alex, siendo testigo de lo que sucedió, podría decir que algo más se desató dentro de su esposo cuando fue a buscarlo con una sonrisa socarrona de esquina a esquina y su mirada avellana que bien podía devorarlo en el mismo sofá.

—¿Te está gustando la fiesta, John?

—Jack, sabes que me gusta que me digas Jack —se sentó casi encima de su regazo y le pasó la copa de la que estaba bebiendo.

In the Winter's Trail - one shots lamsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora