Prólogo

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— Renunciaré al trono — las palabras de mi hermana rebotaron en la habitación donde mis padres la observaban con detenimiento.

Mi padre no se movió de su silla, tan solo negó con un gesto repetidas veces. Mi madre, que mantenía las manos juntas sobre su regazo, del disgusto las apoyó asombrada en los porta brazos de su silla. Yo por mi parte, me encontraba tranquila, o bueno, eso es lo que pretendía.

Thebe ya me había informado de su decisión dias antes y apenas tuve tiempo para tragarme el hecho de que ahora por ley, soy la futura heredera al trono.

— ¿Sabes lo que esa amenaza dice de ti? — mi padre autoritario miró fijamente a Thebe, qué en cambio, se veía nerviosa, pero se mantuvo firme.

Y en ese instante, a pesar del caos ante mis ojos, la admiré profundamente.

— No es una amenaza, te lo estoy informando, y sé lo que dice de mi — dijo con orgullo, algo que en ese momento no entendí.

— ¿Cuáles son tus razones, Thebe? — cuestionó la reina con tono maternal, pero a la vez autoritario mientras se inclinaba un poco hacia mi hermana con el ceño fruncido.

— No me casaré por compromiso, mucho menos con un hombre — explicó.

— ¿De qué hablas? — el rey Arche se veía aterrado, pero lo sabía disimular. Yo lo sé porque durante toda mi vida lo había visto esconder sus disgustos.

— Estoy enamorada... — hizo una pausa. Diría que estaría tomando valor para terminar la frase, pero lo siguiente lo dijo con tanta seguridad que lo cuestioné realmente.

Puedo recordar con detalle esos instantes, fueron eternos, y casi podía escuchar los pensamientos de mis padres. Aunque el verdadero caos vendría después de sus siguientes palabras.

— Estoy enamorada de una mujer — anunció sin vacilar. Y como si el drama de haber renunciado al trono no fuera suficiente, ella no solo salió del closet, lo derribó.

Decidí dejar de escuchar cuando empezaron a cuestionar a Thebe por ser quien es y amar a quien ama. Me hirió profundamente y aunque todo de mi me pedía a gritos detenerlos, en aquel entonces, no era lo suficientemente valiente para hacerlo.

— Si no te retractas ahora mismo de lo que has dicho, habrán graves consecuencias, Thebe — le advirtió el rey.

Me fijé de nuevo cuando noté como una lagrima silenciosa se deslizaba por la mejilla de mi hermana, ella tan solo se apresuró a limpiarla. No permitiría que ni él apagara su poder, ya no.

— No me retracto, Arche. No voy a negar mi verdadera yo, tampoco voy ocultarme y mentir para satisfacer sus necesidades. Esto es lo que soy, y si les disgusta, ya no es mi problema.

Nada más llamar a mi padre por su nombre fue algo muy arriesgado, se considera irrespetuoso de parte de cualquiera que no sea mamá, los abuelos o los tíos. Pero Thebe ya se la había jugado completa.

— Bien, es tu decisión entonces — él con el ceño fruncido, dio un par de pasos silenciosos. Se dedicó a caminar en un pequeño círculo imaginario mientras pensaba con la cabeza abajo.

Nadie se atrevió a hablar, ni siquiera mi madre que lucia muy afectada.

El rey se detuvo y levantó la cabeza, antes de hablar me miró y eso me intimidó, pero definitivamente no más de lo que dijo después.

— Desde este momento será Alya la heredera al trono.

No quería el trono, por supuesto que no. Mi plan era simple y poco confiable: esperaría a que cesase el drama y renunciaría al puesto, aunque me hubiese tardado años en hacerlo.

The crown in betweenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora