Capitulo 57

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— ¿Estas despierta? — preguntó un buen rato después de que nos hubiésemos quedado en medio de la cama tan solo abrazados.

— Sí — respondí en un murmuro, me sentía agotada y muy relajada.

Christopher que me abrazaba por la espalda deslizó una mano por mi abdomen y lo acaricio con delicadeza mientras dejó un beso en mi hombro, yo sonreí.

— ¿Te queda claro que todo lo que he dicho desde el inicio lo pienso de verdad?

— Entenderé si lo dices por querer hacerme sentir mejor, lo agradezco igual, no te preocupes — respondí con voz tranquila.

— No, lo digo en serio, tú me gustas, muchísimo.

Sentí un respingo en mi panza que me obligó a voltearme para quedar boca arriba y poder mirarlo, él no se movió, apoyaba su cabeza en su mano mientras la otra seguía masajeando con ternura mi abdomen desnudo.

— ¿En serio? — le pregunté tal vez mas incrédula que cualquier otra cosa.

Asintió con su cabeza y una linda sonrisa, mis mejillas me avisaron con un cosquilleo que se habían tornado de rojo.

— Bueno... Lo bueno es que ya estamos casados — le mostré el anillo en mi mano como si él no tuviera el mismo y rió.

— Tu cara te delata, ¿lo sabes? — subió la mano en mi abdomen hasta mi mejilla — te sonrojas.

— Lo sé — fruncí los hombros —. Es que encuentro irónico que digas que te gusto mientras estamos desnudos en nuestra cama que está en nuestra casa de recién casados. Todo nos sale al revés.

— Hubiera tenido un poco más de sentido si te lo hubiera dicho la primera vez que lo pensé.

No podía creer que estuviese confesando algo así, sin contar la última semana, desde que decidimos llevarnos bien, nuestra relación había sido muy lineal, sin contar claro, el día que tuvo una ereccion mientras me daba un beso de despedida o nuestra última pelea, pero en general siempre éramos solo nosotros y nunca me dio alguna pista de que algo más sucediese a nivel sentimental.

No sabía ni que pensar al respecto, mucho menos cómo reaccionar.

— ¿Y cuando fue?

Frunció los labios y supe que no me diría nada más si yo no le decía nada tampoco, pero no sabía muy bien que decir, me costaba ser honesta con mis emociones y conmigo misma.

Puse mi mano en su nuca y lo atraje hacia mi para plantarle un delicado beso en los labios, uno tan detallado y tierno qué tal vez tenía más poder que cualquier cosa que le pudiese responder.

Al separarnos sonrió.

— Gracias — musité fijándome en sus ojos.

— ¿Por qué?

— Por ser tú y nadie más.

— Es mi especialidad — dijo en broma, yo esbocé una sonrisa.

— Y por hacer la cena hoy — concluí, él me miró confundido.

Aún faltaban un par de horas para la cena.

— ¿Acaso es manipulación?

— No... — respondí insegura —. Bueno, es que me gusta mucho tu sazón, te considero si quieres mi chef favorito, no es chiste, tienes algo diferente que hace todo mejor y es buenísimo.

— ¿Y que quieres cenar? Ya me merendaste...

Solté una carcajada y sentí un poco de frío por lo que me abracé a mi misma.

The crown in betweenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora