Capítulo 9

201 33 20
                                    


— ¡¿En serio?! — le grité a la hoja de papel en la mesa y contuve un gruñido — ¡Vas a ver Christopher!

Debió haber corregido los presupuestos para la remodelación del castillo y no lo hizo, le dije hace dos semanas, poco después del ataque y me miro con su cara de "soy supermán" mientras juraba poder hacerlo hasta con los ojos cerrados.

— Alya, ¿estás bien? — Val entró a mi campo de visión con el ceño fruncido.

— La verdad, no ¿todo bien?

— Sí, venía a decirte que ya llegó Benjamín.

— Dile que pase.

Ella asintió y se tardó un par de segundos en regresar con el chico.

Había decidido trabajar en la biblioteca, para ver si tal vez cambiando mi entorno podría inspirarme un poco, pero no había funcionado mucho.

Eran días muy estresantes, todo el tiempo pretendíamos estar bien mientras bajo la mesa se seguía investigando el ataque y se trabajaba en la seguridad del palacio, al mismo tiempo lidiábamos con la guerra en Kaede que se encontraba una etapa crítica y además, debía pasar tiempo con mi madre, los organizadores de la boda  y a veces Christopher por el mismo tema, esa es mi menos favorita, de verdad, prefería mil veces ordenar tropas que escoger centros de mesa.

Benjamin se acercó un poco tímido.

En dos horas oscurecía y ya había terminado su turno de trabajo por lo que se veía un poco agotado, pero no borraba la sonrisa de su rostro.

— Alteza — hizo una venia.

— Hola Ben, adelante, siéntate por favor — le señalé una de las sillas frente a mi, él se sentó sin decir mucho más — ¿Quieres algo de beber o comer?

— Estoy bien, gracias.

— Yo si quiero un poco de agua, Val, por favor — ella asintió con tranquilidad, y dio un paso hacia la puerta — ¡Espera! — la detuve — dile por favor a Christopher que venga, pero que lo haga ahora mismo, no en dos horas.

— Lo haré — dijo antes de irse del lugar dejándonos a solas.

Me fijé en Ben, miraba a su alrededor con curiosidad mientras permanecía sentado de manera un poco rígida. Probablemente estaba nervioso, así que decidí romper un poco el hielo.

— Está es la biblioteca principal, es uno de mis lugares favoritos en el palacio.

— ¿Hay más bibliotecas?

— Sí, hay varias, pero ninguna es tan grande como esta.

— Siempre he tenido la duda de si podría encontrar una comedia romántica o una novela de ficción en estas estanterías.

— No en estas, pero si en las de mi habitación — confesé, él asintió con una sonrisa — que quede entre nosotros, mis padres no pueden enterarse de que los tengo, los consigo por mi mejor amiga, mis doncellas o mi asistente.

— ¿Y qué pasa si un día entran a tu habitación y los ven?

— Mi padre nunca se asoma y mi madre muy pocas veces, pero una vez me preguntó por aquellas portadas tan coloridas y le dije que eran libros para practicar idiomas, lo creyó — una mucama puso un vaso de agua sobre el escritorio frente a mi — gracias. Ellos prefieren que le dediqué mi tiempo a otras cosas más importantes.

— Interesante, ahora sé un secreto real.

— Así es, ten cuidado — le advertí en broma, el se rió.

The crown in betweenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora