Capítulo 29

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— ¿Y si te suelto en una colina y te vas rodando como el meme de Heidi? — propuso Marlene mientras nos acercábamos al jardín, ella quiso arrastrar mi silla.

— No sé se que hablas, pero a estas alturas, no me importaría si me lanzas por la ventana, Mar.

— Mira el lado bueno, andas sentada todo el día, eso es otro nivel de finura.

— De hecho es frustrante y es horrible saludar a las personas desde abajo, lo siento hasta de mala educación.

— Ha de ser raro, sí, no lo había pen...— frenó en seco.

— ¿Qué pasó?

— ¿Quien es ese? — preguntó mirando a Benjamín a lo lejos, estaba enseñándole a Kale a guiar  a Sally en un pequeño circuito

— Benjamin, el entrenador y cuidador de Sally.

— Pensé que hablabas de alguien mayor, como el de los caballos, tiene nombre de viejo.

— Es el nombre de su tatarabuelo, que ha pasado de generación en generación, le decimos Ben. ¿Te quieres acercar a saludar?

— Claro que sí, mira esa espalda por favor... Jamás había visto algo que admirar en este palacio, dime que a este por lo menos si lo manoseaste una vez.

— Que no, no he manoseado a nadie y menos a Ben, camina.

Ella empezó a avanzar en su dirección, hasta que notaron nuestra presencia y se acercaron.

— ¡Marlene! — Kale saltó a abrazar a mi amiga.

— No puede ser, creciste un montón, Kay — ella lo saludaba con la misma emoción.

— Pronto cumpliré trece.

— Como pasa el tiempo, por favor y tienes un perrito

Kale le presentó a Sally y se quedaron un momento hablando en lo que yo saludaba a Ben.

— No te vi en todo el día — dijo.

— Estuve ocupada con mi madre y mi abuela.

— ¿Como te fue en la terapia?

— Daba pasos de bebé como siempre, pero cuando
intente girar sobre mi eje me caí, se supone que mi terapeuta estaba cuidando que no tocara el piso, pero aún así lo hice y me golpeé la pierna, entonces ahora tengo irritada la herida y me duele.

— Pero fue un intento valiente, Al.

— Fue un fracaso, pero llámalo como quieras.

— Y el cuida a Sally — se acercaron Kale y Mar.

— Un gusto, Benjamin Williams — él le extendió la mano con amabilidad.

— Yo soy Marlene, la mejor amiga de Alya, un gusto — estrecharon sus manos.

— El gusto es mío... llámame loco, pero tu cara se me hace familiar, ¿nos conocemos?

— No, te recordaría, debe ser por mi mamá, es una de las doncellas de Alya, Liana.

— ¡Por supuesto! Ella habla mucho de ti, de verdad es un gusto conocerte, se parecen mucho, seguro ha de estar muy feliz porque estás aquí.

— No tienes idea — dijo entre dientes —Alya me dijo que eras una de las mejores personas que conocía.

— ¿Ah si? — me miró con una sonrisa, yo mire a Marlene con cara de pocos amigos.

— Gracias por exponerme, amiga — le dije, ella sonrió.

The crown in betweenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora