Capítulo 28

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— Mamá, no creo sentirme en condiciones para elegir una canción para el primer baile con Christopher, puede ser debido a que no puedo caminar — le explicaba a la mujer frente a mi.

— No te alteres, Alya, tu madre tiene razón, es una parte importante, un momento tierno que además la gente adorará ver y será un recuerdo que vivirá en ustedes por siempre — le dio la razón mi abuela.

— ¡Pero no podré bailar! — estaba perdiendo la cabeza, lo admito, además estaba en mis días y eran días irritantes en el palacio.

Según la lógica de mis padres lidiar con el trabajo es demasiado estresante, pero planear mi boda falsa no lo suficiente.

Prefería muchísimo más trabajar que esto.

Mi abuela y mi madre me habían llamado a una de las salas de reuniones y me habían secuestrado toda la tarde ultimando detalles de mi dichosa boda.

Era mucho más molesto tener que pretender mínimo interés para que mi abuela no supiese que no amo a Christopher en absoluto.

— Pero a ese punto podrás caminar y con que te tambalees de un lado a otro abrazando a Chris es más que suficiente, será lindo... — mi abuela insistía.

Que le llamara "Chris" ya me sobrepasaba.

— Vale, está bien... — dije rendida — en cuanto Christopher regrese eligiéremos una canción para nuestro primer baile y en cuanto pueda caminar lo ensayaremos y todos felices, ¿okay?

Solo quería irme de allí y a ellas les pareció suficiente mi respuesta.

— Vale, lo que sigue es la organización de las mesas, aunque ya estaban terminadas, me gustaría que las revisáramos, hay cosas de las que me gusta encargarme personalmente — mi madre de la nada sacó un folio de al menos 10 páginas.

— Mamá, espera... — ella me miró expectante — confío en ustedes dos, ¿vale? Se que harán un trabajo increíble con las mesas. Llevamos tres horas aquí y honestamente no me siento bien, estoy cansada, quiero ir a mi habitación, me siento agobiada.

Ellas de miraron con preocupación.

— Pero estos últimos días has estado súper bien, me dijo tu fisioterapeuta que diste un par de pasos hoy.

— Sostenida de la barra y me caí.

— Da igual, es un avance.

— Sí, pero de todas formas aún tomo medicinas que me vuelven un poco somnolienta, ¿me puedo retirar por favor? Prometo encargarme del resto con ustedes después, cuando me sienta mejor, además me gustaría que esté Christopher en todo esto, como lo hemos hecho siempre.

Era inconcebible que se salvara de esto.

Mi madre suspiró y tomo mi mano por encima de la mesa.

— Está bien, pequeña, ve a descansar.

— Gracias — le dije con verdadero alivio y agradecimiento.

— ¿Nos vemos en la cena? — preguntó mi abuela.

Negué con la cabeza.

— Me gustaría pasar el resto del día en mi habitación.

Ninguna renegó, si hubiese sido otra situación, seguro se habrían molestado, pero entendían medianamente mi situación.

— Está bien, ¿quieres que te lleve? — mamá tomo un impulso para ponerse de pie, yo la detuve.

— Le diré a una mucama, madre, gracias.

The crown in betweenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora