Capítulo 6

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Después de buscar por el jardín y fracasar, fui a la cocina, allí era un mundo completamente distinto, los cocineros estaban en su descanso, en una mesa charlando y riendo con música animada de fondo, con ellos un par de doncellas sin sus uniformes, allí finalmente encontré a quien buscaba.

Me adentré en el lugar llamando sin querer la atención de todos, que de inmediato se quedaron en silencio y al mismo tiempo se pusieron de pie para hacer una venia.

— Alteza — saludaron uno tras otro.

— Está bien, discúlpenme interrumpirles.

Ellos se miraron entre sí un poco dudosos.

— ¿Se le ofrece algo, alteza? — preguntó uno de ellos muy amablemente.

Se que estos cocineros han trabajado con nosotros desde hace años y no se han contratado nuevos en mucho tiempo, pero no los conocía. Ellos preparan nuestras comidas a diario y no los conocía.

Antes solía venir a la cocina muy seguido, al igual que las habitaciones de los empleados, venía con Marlene y nadie hacía venías cuando entraba, hasta pasaba desapercibida, extrañé eso.

Todo se desvaneció cuando se fue Thebe y tomé un millón de responsabilidades.

— Estaba buscando a Benjamín, de hecho, pero si están en su descanso puedo mandarlo a llamar luego — miré al chico en la esquina, él clavó sus ojos marrones en los míos.

— No, no señorita. ¿En qué puedo ayudarle?

Me dio gracia lo de señorita, Val le hubiese corregido con un gruñido.

— Si le parece le contaré mientras paseamos por el jardín — propuse.

Él no dijo nada, solo asintió, se despidió con un gesto y usamos la salida de la cocina hacia el jardín. No me fui sin antes despedirme.

— Pudo haberle dicho a una mucama que me llamase, no tenía que ir hasta allí, alteza.

— No es molestia, Benjamin. Me gusta hacer algunas cosas por mi cuenta siempre que tengo oportunidad.

Él asintió satisfecho, lo miré unos segundos, era curiosamente atractivo, me gustaba el gesto neutro que mantenía, inspiraba tranquilidad.

— Casi me olvido felicitarla por su compromiso, espero que sean felices.

Yo espero no matar a mi esposo mientras duerme o que el me mate a mi.

— Gracias — él asintió con un gesto, un tierno gesto —. Verás, Benjamin...

— No alteza, llámeme Ben, es más corto, aquí todos me dicen así.

Me sorprendió su confianza, me hacía sentir menos princesa, no me molestó.

— Bien, entonces usted llámeme Alya, por favor.

— Lo haré, aunque admito que es raro llamar a la futura reina por su nombre.

— También soy una persona.

— La más importante en todo Cressida.

— Lo pongo en duda, pero aún así, una persona — él de nuevo me indicó que esta de acuerdo con un gesto, ese gesto—. Como decía, estoy a cargo de un proyecto muy importante, Ben, estoy remodelando un antiguo castillo para abrir una fundación a mi nombre, la fundación dará ayudas a niños con discapacidades de desarrollo, y quiero centrarme mucho en el autismo ya qué a comparación de las otras discapacidades, hay un gran porcentaje de niños con autismo en Cressida a los que no se les ha brindado la atención que merecen — expliqué brevemente, por su gesto, sé que estuvo muy de acuerdo.

The crown in betweenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora