Capítulo 50

140 29 33
                                    

Probablemente mi boda con Christopher fue uno de los momentos más importantes de mi vida hasta ese instante y puede que esta sea la primera vez que se lo cuento con tanto detalle a alguien.

¿Las razones? Bueno, literalmente la boda fue transmitida en televisión, todo el mundo la vió, todos creen saber saber lo qué pasó y por eso nadie nos preguntó alguna vez como había sido para nosotros.

Puedo agregar al menos, que al despertar en la mañana sentía el corazón en los pies, jamás había estado tan ansiosa y nerviosa en mi vida y ya te digo yo que es mucho decir.

Desayuné al mismo tiempo del que me arreglaban el cabello, solo pude comer medio bowl de frutas con yogurt, ahora sí que tenía el estómago cerrado.

Habían desalojado el salón principal del pequeño palacio solo para que pudiésemos mis damas de honor y yo arreglarnos, así que habían muchas personas de aquí para allá, el caos sorpresivamente me mantenía tan distraída que ayudó a no pensar de más.

Habían terminado la mayoría de mi cabello cuando empezaron a maquillarme, eso si que fue tardado y pensándolo bien, creo que fue la primera y última vez hasta el día de hoy en el que estuve sentada tantas horas tan solo arreglándome.

Para el medio día ya solo quedaba meterme en el vestido y bueno... esa clase de cosas, esos momentos de estar con los ojos cerrados mientras te maquillan o estar muy quieta para no arruinar mi peinado, eso mezclado con la profunda sensación de nervios que me invadía, no combinaba nada bien, me hacía sentir muy ansiosa, al punto de empezar a morder las paredes internas de mi boca y ni hablar del momento de ponerme el vestido, era extremadamente delicado y al ponerlo tenían luego que coser algunas partes para darle mejor forma, ahí descubrí el don de la paciencia.

Y si se lo preguntan, no, no es posible ir al baño, primero podía reventarse mi vejiga antes de poner en riesgo el vestido así que no tomé una sola gota de agua por horas, horas jodidas y estresantes.

Ah y si te imaginas el vestido muy mágico y original... pues no. Al final del día era un vestido de novia blanco, sin detalles interesantes porque pueden incumplir con el código de vestimenta, pero eso no significaba que no hubiera sido hermoso.

La parte de arriba era de encaje con detalles de rosas bordadas, las mangas hasta mis muñecas y el borde del escote en V que no dejaba nada a la imaginación. Todo blanco, muy blanco, luego se ceñia a mi pecho y cintura, no me ahogaba, pero si me obligaba a andar muy erguida. Y por último la falda, era preciosa, tenía un poco de volumen, y no pienses en un vestido de princesa donde cabe Blancanieves y los 7 enanitos bajo la falda, era sutil, caía a mi alrededor como si cada mínimo dobles fuese intencional, visualmente la tela te daba la sensación de que al tocarla sería igual que estar entre una nube, era lisa, hasta el final donde habían bordados que solo se podían apreciar desde muy cerca, en este caso, no tenia cola. Lo combiné con tacones blancos en punta triangular de poca altura.

Una de las mujeres que me rodeaban detallando cada centímetro de mi vestuario se subió en un par de escalones para ponerme la tiara, tiara que había sido diseñada única y exclusivamente para mi boda, era pequeña pero resplandecía, ¿como no? Si estaba cubierta en diamantes, pesaba, yo en general con todo encima pesaba mucho más de lo normal, nadie habla de qué hay que entrenar pesas para llevar un vestido de novia.

Mi cabello estaba suelto con una media cola muy delicada, no quise ni podía hacerme recogidos muy elaborados porque mi cabello no era especialmente largo y tampoco era mi estilo, solía llevar mucho el cabello suelto y así fue, lo llevaba ligeramente ondulado y en la media cola se acomodaba la tiara perfectamente, también el velo, mismo que media tan solo cinco metros, hecho de tul de seda con un borde de flores bordado a mano con hilos también de seda, ¿ven? Hasta llevar mi cabeza pesaba.

The crown in betweenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora