Mentiría si digo que fue fácil lo de ser padres primerizos de una recién nacida.
No lo fue.
Tengo que salvar que se recompensaba muy bien con cada pequeño gesto por parte de nuestra niña, así que sin quejas.
Christopher como papá fue muchísimo mejor de lo que alguna vez me pude imaginar, su nivel de entrega hacia su hija me sorprendió genuinamente. Fue muy fácil darme cuenta que no me había equivocado al elegir el padre de Halley.
Lo que más me tranquilizaba en el momento era pensar que el Christopher que tenía en frente era el real y verdadero, al que ya no le pesaban las mentiras y se le notaba, estaba más ligero. Sentía que aunque lo conocía bien, lo estaba conociendo otra vez, una sensación extraña y es que había pasado casi un año desde que ya no estábamos juntos y aún así, hasta que Halley nació no me había permitido convivir tanto con él, al punto de compartir habitación de nuevo, compartir cama.
Dolió cuando eso de que compartiéramos cama se sintió natural, dolió mucho y tú te preguntarás "¿por qué? Si se supone que es una buena noticia". Bueno, si lo ves desde ese ángulo está bien, pero había tanto detrás... te explico; Christopher es el hombre que amo y probablemente amaré hasta el día de mi muerte, pero lastimosamente no podía permitirme expresárselo después de sus acciones y no solo eso si no todo lo que esas acciones se llevaron por delante, como mi confianza, algo que es un pilar para una relación sana. Me dolía que podía compartir la cama con la persona que amaba sin problema alguno, solo que ni siquiera mis más profundos deseos me permitían acercarme como hubiese hecho tiempo atrás, no podía encajar en su cuerpo cuando sentía frío, ni reposar mi cabeza en su pecho para sentir seguridad. No podía no porque él no me lo permitiría o incluso yo misma, si no porque aunque lo hiciera, esos sentimientos ya no existían.
Christopher abrió una herida muy grande, tan grande que ni me di cuenta hasta que intenté cerrarla con banditas y supe que necesitaría algo más que eso, ¿pero realmente tenía esa voluntad?
La respuesta es no, pero debería, por nuestra bebé.
Ni siquiera pensaba en nosotros, solo en ella. Y es que cuando nació toda mi vida se empezó a basar en ella, en sus necesidades y en darle lo mejor posible. Entonces un día, uno donde Halley cumplió 3 meses de nacida y estábamos ella y yo paseando por el jardín, decidí lanzarme a algo que me costó noches en vela atreverme a hacer.
— Mira, este es el lugar favorito de mamá para esconderse del mundo — me acerqué con ella en su carriola a ese árbol en un rincón del jardín, cuya sombra había usado por años para escapar — puedes heredarlo. Cuando estés aquí sabré que quieres estar solita, lo respetaré, además aquí nadie te encontrará...
— ¡Aly! — escuché a Christopher a mis espaldas.
— Bueno, casi nadie — musité y esperé a que Christopher estuviera frente a mí — Sí, dime.
— Hola... hola hija — se asomó a la carriola rápidamente y volvió a mi — No quería molestarte con trabajo, pero esto son noticias: el consejo Chino acaba de aceptar nuestra propuesta para las alianzas en cuanto al tema turístico, un par de firmas, un corto viaje a China y oficialmente los ciudadanos de nuestra querida Cressida no necesitarán VISA para China.
— ¡Por fin! Eso es una alianza que trató mi padre concretar por años — sonreí.
— Lo logramos, tengo que decir que fue difícil, pero hice reír al ministro.
— Estoy segura que esa fue la razón del "sí".
— Ojalá fuera así de fácil, pero bueno, habrá que planear el viaje a China — se detuvo y miró a Halley con nostalgia —. No puede ser que me vaya a separar de ella tanto tiempo por primera vez.
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The crown in between
Teen FictionEsta es la historia de una reina que no nació para serlo, tampoco fue criada para ello, aunque contra todo pronostico y sin que alguien le preguntase si estaba lista, tuvo que asumirlo. Tuvo que heredar el puesto al que su hermana mayor renunció y t...