Christopher milagrosamente no tardó mucho en estar listo y poco después nos encontrábamos de camino en uno de los autos reales, esos mismos que lucen bastante normales, pero pueden sobrevivir a tiroteos y un par de cosas más.Tras nosotros y de manera poco sospechosa son acompañaba un auto más con equipo de seguridad.
Al inicio, mi futuro esposo no estaba invitado, pero mi padre insistió en que nos vean juntos, mi madre estuvo de acuerdo y me recordó por milésima vez que estamos enamorados, así que aunque no fuésemos a esperar alguna multitud, y si mucho nos encontraríamos con 30 personas que trabajaban en el castillo, debíamos dar de que hablar de manera positiva, sobretodo para la reputación del príncipe. Así que era el día ideal para relucir el anillo de compromiso, mismo que solía llevar puesto 24/7.
Fueron poco más de dos horas de viaje, en el que de manera milagrosa o más bien, sospechosa, Christopher se mantuvo en silencio y pude disfrutar de las vistas en primera persona de mi querida Rhea. Sentía que eran tantas las calles que no había tenido la libertad de recorrer nunca, mucho menos caminando con tranquilidad como las personas que se cruzaban por mis ojos.
Mi corazón se aceleró un poco cuando visualicé frente a mi, aquel castillo que solo había visto en fotos, mismas donde se veía pálido y olvidado, completamente diferente a lo que veía en ese instante.
Nos estacionamos frente a la entrada donde habían un par de personas esperando, uno de ellos con traje que reconocí del equipo de seguridad, abrió mi puerta y me bajé del auto junto a Christopher. Ambos nos detuvimos allí para barrer la fachada con la mirada, se me escapó más de una sonrisa, era hermoso.
Aquel lugar lo construyó un hombre millonario en los años 50's para pasar el verano con su familia, pues quedaba en medio de la naturaleza, le dio nombre y forma de castillo para presumir sus riqueza. Con el tiempo el hombre entró en quiebra y lo vendió, pasando así por varios dueños hasta llegar a manos de la corona. No es muy grande, pero con sus tres pisos y la torre de un piso más que sobresalía de este, daba una sensación de mucha más amplitud, ya había cambiado su fachada a tonos blancos y en el cristal y marcos de las ventanas se podían notar las remodelaciones.
El jardín a los costados se encontraba a medio trabajo, apenas la mitad tenía plantas, lo habían empezado hacia una semana, pero aún así se notaban grandes avances.
Camille, la mujer que era mi voz en el proyecto, fue la primera en acercarse, con ella solía tener juntas en el palacio o nos comunicábamos a través de Valeria, misma que vino junto a nosotros en el otro auto, se mantuvo al margen todo el rato.
— Altezas — hizo una pequeña venia — es un gusto verlos de nuevo.
— Igualmente, Camille — respondí amablemente —. Estoy fascinada con el resultado de la fachada, es hermoso.
— Es verdad, ha sido increíble, esperemos que pronto se pueda decir lo mismo del interior, hoy están terminando de instalar el sistema de seguridad. Vengan, les presento al equipo.
Ambos dimos un par de pasos hasta encontrarnos con al menos 20 personas de las cuales no conocía a ninguna, pero todos saludaron con una pequeña venia.
— Buenas tardes a todos, lamento interrumpirles, es un gusto conocerlos. Han hecho un trabajo increíble en poco tiempo, por un propósito muy importante, gracias — les hablo robando un par de sonrisas que me hicieron sentir plena.
Recordé a Christopher junto a mi y que no era el caso en el que podría solo ignorarlo como hacía algunas veces, así que de la manera más natural posible envolví mi mano en la parte frontal de su codo, él ni siquiera se vió sorprendido, tan solo me dedicó una mirada rápida que no le regresé y al tomar camino hacia adentro del lugar, terminó por enlazar nuestras manos.
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The crown in between
Teen FictionEsta es la historia de una reina que no nació para serlo, tampoco fue criada para ello, aunque contra todo pronostico y sin que alguien le preguntase si estaba lista, tuvo que asumirlo. Tuvo que heredar el puesto al que su hermana mayor renunció y t...