Al menos 30 horas después de haber dado a luz a nuestra hija nos dieron de alta, lo que significaba que podríamos finalmente presentarla no solo a mi familia si no a nuestro país, al mundo.
Aún me sentía físicamente agotada, me estaba adaptando a esta nueva vida con un ser pequeñito que depende de mí para sobrevivir, habida dormido poco y mi cuerpo se sentía como una gelatina gigante, y así mismo tuve que levantarme de la cama, ponerme un vestido elegante, zapatos de tacón, arreglar mi cabello y maquillaje como si no tuviese un pañal de adulto bajo aquel vestido y las más grandes ojeras que se podrían tener tras todas esas capas de maquillaje. Todo en una habitación de hospital.
— Creo que tiene hambre, Al — Christopher se acercó con Halley en los brazos mientras mis doncellas terminaban de ultimar detalles en mi vestimenta, pues estamos a 15 minutos de salir y dar la cara a la prensa.
— No puede ser, comió hace poco, aún no es hora.
— Entonces no se que tiene, está incómoda.
Le extendí los brazos y me entregó a la bebé, ella que ya tenía su traje blanco y estaba envuelta en la manta de encaje del mismo color ya lista, estaba punto de llorar, me di cuenta de inmediato la razón de esto.
— Es el pañal — informe.
— No te preocupes — la recibió de nuevo — vamos, preciosa, papá se hace cargo — besó su frente.
— Ten cuidado de no ensuciar nada de lo que lleva puesto.
— No te preocupes — repitió a mis espaldas y se tardó menos de lo que imaginé en tener a nuestra bebé limpia y relajada para lo que vendría.
Estuvimos los tres listos justo a tiempo y esperamos tras la puerta principal del hospital hasta que Val nos dio la señal para salir.
A duras penas podía caminar en los tacones que aunque no eran muy altos, definitivamente no estaba lista para ellos, sostuve a Halley en mis brazos mientras dormía plácidamente, aún mirarla me asombraba, pues era difícil creer que aquella criatura era mi hija, cada vez que la miraba veía la felicidad, la paz, la plenitud, el amor, sentimiento arrollador del que apenas me empezaba a familiarizar, pues no cambio con los años.
Val nos dio la indicación y las puertas se abrieron exponiendo a mi pedacito de alma por primera vez al mundo, había cuánta gente cabía en la calle y toda la primera fila era prensa a la que se le había prohibido el uso de flashes, algo que se respetó y lo que genuinamente me sorprendió fue que a pesar de la cantidad de gente que desde adentro se escuchaba como un gran bullicio, se habían quedado en silencio al vernos salir, lo agradecí internamente por evitarle un disgusto a Halley.Que lo primero que se haga al salir del hospital después del nacimiento de un bebé real sea presentarlo al país es una tradición muy antigua, tan solo se avisa horas antes que la madre ha dado a luz y la hora de salida del hospital que es básicamente la hora del anuncio, con ello no solo se presenta al nuevo miembro si no que si la madre sale caminando con el bebé en brazos es señal de que todo salió muy bien.
Sabía que al decidir asumir mi lugar tendría que exponer a mis futuros hijos al mundo de una manera exagerada, más de lo que jamás un niño debería estarlo , más de lo que me hubiese gustado, pero mis padres se encargaron bien de protegernos de la gente a medida que crecimos y aunque no tuve una infancia normal, nunca me enteré de los paparazzis que nos seguían o de mi cara en la portada de los periódicos y todo lo que la gente tenía que decir de mi o mi familia hasta que tuve la edad adecuada para comprenderlo y entonces ya me habían enseñado cómo manejarlo, sobretodo a nivel personal y emocional por lo que confiaba en mi para hacer el mismo trabajo o incluso mejor con mis hijos, así que aunque por un lado sentía miedo, por otro lo reprimía para intentar llevarlo de la manera más natural posible.
ESTÁS LEYENDO
The crown in between
Teen FictionEsta es la historia de una reina que no nació para serlo, tampoco fue criada para ello, aunque contra todo pronostico y sin que alguien le preguntase si estaba lista, tuvo que asumirlo. Tuvo que heredar el puesto al que su hermana mayor renunció y t...