Habían transcurrido exactamente 27 días de la coronación cuando recibí una llamada de mamá desesperada.— ¡Ha muerto, Alya! ¡Se nos fue! — gritó con la voz rota.
Yo me encontraba bajando del jet de regreso a Cressida, había estado una semana por fuera en Países Bajos asistiendo a un par de reuniones.
— ¿Qué dices, mamá? ¿Qué pasó? ¿De quien hablas? — me detuve en medio de las escaleras del jet aunque Valeria y los de seguridad me insistían en que me moviera por precaución.
— ¡Ven por favor!
— Sí mamá, pero cálmate, respira... ¿de quien hablas? ¿Está bien Kale? ¿Christopher?
Mi esposo no había podido viajar conmigo porque tuvo que reemplazarme con algunos asuntos en Cressida, no había hablado con él desde la noche anterior pues eran las 7am.
— Kale está bien, no le digas nada, ¡ven!— fue lo último que dijo antes de colgar dejándome con el corazón en la boca.
Casi que arrastrada me subí al auto camino al palacio, intenté llamar a Christopher varias veces, pero no respondió.
— Val, ¿podrías contactar al asistente de Christopher? Y averigua que ha pasado con mi madre — le pedí a la mujer sentada junto a mi.
— En ello.
Empecé a sentir un nudo en la garganta del tamaño de Jupiter, sentía que me faltaba el aire, que me estaban comprimiendo los pulmones, el abdomen y la cabeza.
Sabia que Christopher desayunaría con mis padres ese día.
Mi cabeza volaba con las posibilidades de que algo le hubiese sucedido, sentía que me quemaban por dentro.
Val habló 10 minutos después.
— Efectivamente, Aly, hay malas noticias del palacio, se activó el protocolo Ángel por lo que no nos enteraremos hasta llegar y no logro contactar el asistente de Christopher.
No pude responder, solté un sollozo que me salió de lo más profundo del alma.
Solo se activaba aquel protocolo cuando un miembro de la familia real fallecía.
En ese momento cualquiera que fuera la noticia sabría que me afectaría directamente y entre la necesidad de saber que ha pasado y las ganas de quedarme en el auto ignorante al resto del mundo sentía que me rompía.
Val me abrazó.
— Lo siento mucho, mi niña, de verdad lo siento.
Cuando faltaban 5 minutos para llegar me limpié las mejillas y respiré profundamente miles de veces hasta que pude contener mis sentimientos.
Bajé del auto a pasó tranquilo y crucé la gran puerta del palacio con una sola cosa en mente: buscar a mi esposo.
Se me informó que me esperaban en el salón del ala este, uno de los más pequeños, me costó mi vida caminar hasta allí.
"Todos tienen permitido perder el control de si mismos, menos la reina, ¿o quien los cuidará? "
Repetía las palabras de mi madre una y otra y otra vez en mi cabeza hasta que al girar la esquina justo en las puertas del salón mis ojos se cruzaron con los más hermosos del mundo entero.
ESTÁS LEYENDO
The crown in between
Teen FictionEsta es la historia de una reina que no nació para serlo, tampoco fue criada para ello, aunque contra todo pronostico y sin que alguien le preguntase si estaba lista, tuvo que asumirlo. Tuvo que heredar el puesto al que su hermana mayor renunció y t...