Capítulo 34

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— ¡Me acabo de enterar, no puede ser! — mi abuela entró en mi habitación irrumpiendo abruptamente mi lectura, se veía preocupada por algo.

— ¿Estas bien, abuela? — pregunté dejando el libro a un lado.

— Me enteré de lo de Christopher, ¿como puedes estar tan tranquila?

— ¿Qué... Qué pasa con Christopher? ¿Está bien? — pregunté empezando a preocuparme, mi abuela no se ponía así por cualquier cosa.

— ¿Cómo no lo sabes? Me lo dijo una mucama, que había hablado con uno de los mayordomos de Christopher y me contó todo.

— Dios mío, abuela, pero dime qué pasa — pasaban un millón de cosas por mi cabeza.

— ¿De verdad no lo sabes? — negué con desesperación — Tuvo un accidente mientras buceaba, ¿nadie te lo dijo?

Sentí mi sangre enfriarse y un hueco en mi estomago teniendo lo peor, ¿no iba a volver a llamarme "querida" nunca más? ¿Ni a mirarme con esos ojos tan lindos?

— ¿Está bien? — pregunté con miedo.

— Está recuperándose, no lo sé, venia a hacerte esa pregunta. Al parecer se resbaló subiendo entre las piedras en la orilla del mar y se golpeó fuertemente en varias partes de su cuerpo, pero no sé más...

Que tonto era, por Dios, ¿como podía accidentarse de esa forma? ¿Como se iba a atrever a dejarme viuda? O bueno... ¿casi?

— ¡Valeria! — grité con fuerza, esperando a que ella pareciera por la puerta — ¡Valeria!

Sabía que estaba en la habitación de al lado por lo que no tardó mucho en llegar.

— Aquí estoy, alteza — dijo entrando a la habitación, luego miró nuestras caras —. ¿Está todo bien?

— Necesito que me comuniques ahora mismo con el asistente de Christopher, por favor — le indiqué, ella fue por su celular y trajo el personal.

— Llamaré a su número personal, es más probable que responda rápido — indicó ella y se tardó un par de minutos en lograr la llamada, después de anunciarme me entregó el celular.

A ese punto mi abuela se había sentado en el sillón junto a mi, atenta a las noticias, aunque no lo puse en altavoz.

— Buenas tardes, Trevor, ¿llamo en mal momento? — pregunté amablemente.

— No realmente, alteza, ¿en que puedo servirle?

— Me gustaría hablar con Christopher, ¿puede ser?

— Deme un segundo por favor.

No fue un segundo, fueron 2 largos minutos hasta que escuché su voz al otro lado de la línea.

— ¡Querida! — dijo con su típico tono — ¿ya me extrañas?

Suspiré aliviada, estaba bien.

— ¿Es verdad que te caíste cuando fuiste a bucear?

Hace cuatro días, Al.

— ¿Por qué nadie me avisó?

Pedí que fuera así.

— ¿Por qué? Nos vamos a casar en menos de 2 meses, ¿lo sabes?

Lo sé, solo no quería que te preocuparas, mucho menos tus padres, no fue tan grave, estoy bien.

— No sé por qué no te creo nada.

Tal vez me conoces lo suficiente.

— Christopher... — soné suplicante — dime la verdad.

The crown in betweenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora