Capítulo 47

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El día antes de la boda fue agitado, era un caos, el palacio era un real y completo caos, Rhea o hasta Cressida, todo el país era un caos.

Habían miles de personas viajando a la capital para jugársela por tener la suerte de vernos salir de la iglesia, los invitados importantes de las monarquias de las que éramos aliados empezaban a llegar de todas partes del mundo, los hoteles estaban a tope, había gente fuera del palacio esperando a mi salida y es que se había filtrado que pasaría la noche y me arreglaría para el gran día en Capella, un palacio más pequeño al norte de la ciudad que usualmente está abierto al público y todos tan solo estaban ahí esperando tener la anécdota y ser parte de la historia de Cressida.

Mi padre se encargaba de liderar el tema de la seguridad, asegurándose de que no hubiese un solo mínimo detalle fuera de lugar, mi madre junto con mi abuela intentaban mantener en orden nuestras familias, mamá era una anfitriona dedicada, era muy paciente, y es que claro, eran el doble de personas viviendo en el palacio, habían el doble de empleados trabajando de arriba a abajo, todos ansiosos por el evento de la década.

Recuerdo a mi hermano, él por el contrario fue muy feliz junto con el resto de personas de su edad incluyendo los sobrinos de Christopher, se la pasaban jugando en el jardín o llenando el pequeño cinema, mantenían bastante ocupado a Ben, pero él parecía pasarla igual de bien con ellos, me gustaba verlos por la ventana, envidié aquellas vidas sin problemas, felices, sin presiones.

No tuve un solo segundo a solas con Ben desde la última vez que nos habíamos visto en la alfombra de mi habitación, era imposible, tan sólo compartíamos miradas desde la distancia. Sabia que ya habíamos acordado no vernos más, pero yo deseaba con mucha fuerza poderle ver una sola vez más antes de mi boda, quería despedirme de lo que fuimos y darle todas las gracias que se le pueden dar a alguien, porque me había hecho muy feliz, porque me ayudó a darme cuenta que desear a alguien como él en lugar de Christopher  no era lo que necesitaba, no habría podido cortarle las alas a un ser tan libre. Quería agradecerle porque me ayudó a valorar a mi futuro esposo, a verlo de verdad.

¿Y Christopher? Bueno, desde aquella noche no nos habíamos visto, solo un par de minutos durante las comidas y no era porque no quisiésemos, era porque literalmente teníamos a todo el mundo encima nuestro, era sofocante, siempre habían personas entrando y saliendo, queriendo hablar contigo, queriendo preguntarte si estas bien o si necesitas algo, era abrumador, si hubiese podido salir corriendo definitivamente lo habría hecho.

Me levanté muy temprano pues al medio día celebraríamos la cena de ensayo, bueno, no era cena porque yo debía irme a Capella, pero era parte de la tradición.

A petición personal de mi parte, se montó en el jardín, estaba cansada de los salones elegantes, así que pedí algo más casual, donde nadie tuviera que usar tacones o zapatos elegantes, tan solo un rato de tranquilidad antes del gran día y por fortuna, tanto mis padres como Christopher estuvieron de acuerdo.

Desayuné en mi habitación junto con Marlene y Valeria, quería compartir con dos de mis personas favoritas a solas, necesitaba tranquilidad. ¿Mencioné que estaba desesperadamente nerviosa? ¿En serio hacia falta mencionarlo?

Con mi pijama aún puesta, el albornoz encima, mascarillas para las ojeras bajo mis ojos y mi cabello recogido en un turbante de seda para que no se despeinara, disfruté un desayuno en calma.

Hablamos de muchas cosas menos de la boda: desde la vida romántica de Marlene (que era un caos) hasta las anécdotas graciosas de Valeria lidiando con mis tías, fue un buen rato, pero duró poco.

En cuestión de minutos tenia a mis doncellas arreglándome para estar a tiempo, en total fueron dos horas entre el cabello, el maquillaje y el vestido.

The crown in betweenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora