Capitulo 10

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Cuando te preparas para ser reina, cargas con una responsabilidad intensa, muy intensa. En mi caso, muchas veces ni podía dimensionar que tanto, aún así, intentaba tomármelo a diario de la mejor manera, incluso dándole paso con una sonrisa a las cosas más tediosas, porque sabia que mas adelante serían mi normalidad, aunque no puedo negar que es difícil intentar estar bien todos los días, habían días, como aquel día, donde todo se veía increíblemente gris, donde ni una sonrisa podía hacerme sentir mejor, mucho menos pensar en reuniones con líderes franceses o la gran boda del año.

Esa mañana, cuando me levanté, mis doncellas entraron a la habitación con gran disposición como suelen hacerlo. Me pregunté como lo hacían, como se mantenían bien a diario. Yo en cambio, solo pude darles un pequeño saludo y una corta sonrisa, escuché sus voces de fondo mientras me peinaban, escuché un par de risas y solo podía asentir de vez en cuando. Mis mañanas eran mucho mejores que eso, pero ese día por alguna razón, me sentía perdida.

En el desayuno tan solo di los buenos días, no dije palabra alguna hasta que terminé, tampoco supe el motivo de risas entre mis padres y mi prometido, incluso el anillo en mi mano lucia opaco.

Lo único que pudo motivarme un poco es que no tenia un itinerario tan pesado, terminé con mis deberes antes del medio día y pude convencer a mi madre de saltarme el almuerzo, por lo que decidí perderme en algún rincón del jardín, donde me diera tan solo un poco de sombra y pudiese estar a solas y leer cualquier cosa que pudiera sacar mi alma de ese lugar, y eso que me costó concentrarme, me distraía mirando el césped y pensando si se tuvo que limpiar sangre de alguna persona sobre ese lugar, eso me atemorizó por un momento, estaba vulnerable y no solo emocionalmente. El guardia más cerca se encontraba a quizás 10 o 15 metros, pero aquel temor duró solo un instante, luego no me importó.

Extrañaba a Thebe, la extrañaba profundamente y en días así, solo se me podía ocurrir pensar en ella y la manera en la que nos reíamos juntas, extrañaba hasta nuestras discusiones.

Era increíble como todo había cambiado en un segundo, toda mi vida tuve la costumbre de caminar un paso tras mi hermana, literalmente, por reglamento, ella siempre debía estar un paso adelante por ser la heredera, y ahora era yo quien veía a mi hermano tras mi hombro teniendo cuidado de no adelantarse.

Un estruendo proveniente de el arbusto junto a mi me sacó abruptamente de mis pensamientos, quizás de volvían realidad mis temores y estaría a punto de ser atacada en mi estado más vulnerable, pero ni siquiera tuve tiempo de reaccionar cuando Sally corrió con emoción hacia mi entre los arbustos.

— ¡Oh por Dios, Sally! Casi me matas de un susto — lamió mi mejilla con emoción, yo la aparté y la saludé de regreso con caricias — creciste mucho — me fijé en que ya tenía en su collar colgada su identificación como mascota real — y ya eres oficialmente un perro real.

Ella me miró tal vez diciéndome que también le aterrorizaba un poco, aunque en realidad es lo que quería pensar, que aquella criatura entendía mis problemas.

Se acostó junto a mi apoyando su cabeza en mis piernas, aquello me mató de ternura, tal vez un poco de compañía no estaba mal, me confortaba.

Dejé mi libro a un lado y me dediqué a acariciarla mientras dormía en mi regazo, transmitía muchísima paz, estaba muy a gusto, muy feliz, pero entonces me di cuenta que estábamos en un sitio bastante alejado y Sally definitivamente no debería estar andando por allí, ¿donde estaba Ben?

— Oye, linda, lamento dañar tu siesta, pero puede que te estén buscando y no queremos causarle sustos a nadie, ¿verdad? — ella apenas abrió sus ojos y levantó su cabeza para mirarme — lo sé, lo siento, pero debemos ir a buscar a tu padre o a Ben.

The crown in betweenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora