Capítulo 36

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— ¡Alya! — Valeria entró a la habitación temprano en la mañana, Donna y Liana terminaban de arreglar mi cabello.

— Buenos dias — la saludé teniendo en cuenta que ella no lo había hecho y aquello tenía una razón, se veía un poco apurada.

— Buenos dias, buenos dias, señoritas — saludó, ellas lo hicieron de regreso.

— ¿Todo bien, Val? — pregunté al ver su inquietud.

— El príncipe Christopher solicita hablar contigo.

— ¿Ahora mismo?

Desde aquel incidente con mi abuela nos veíamos obligados a llamarnos por lo menos una vez cada dos días para tenernos al tanto en caso de que sea necesario.

— Sí.

— Está bien, gracias chicas, pueden ir a desayunar, nos vemos luego — les indique a Donna y Liana, ellas se fueron sin agregar más, yo ya estaba lista, peinada con una cola de caballo y pantalones ligeros para lidiar con las altas temperaturas.

Val me extendió el celular que solía usar para comunicarme con mis padres cuando hay viajes o era necesario, claramente casi nunca lo utilizaba ya que todo se movía mediante los asistentes y aún así yo no tenía permitido tener un celular para uso personal así que siempre lo tenía Valeria.

— ¿Eres consiente de la hora? — fue lo primero que dije, eran las 5am aquí, las 11am en Damaris.

Supuse que estarías ocupada todo el día así que decidí llamarte temprano.

Suspiré.

— Hola, ¿cómo estás? — saludé con calma.

Hola, estoy bien, ya puedo leer con mi ojo golpeado, ¿tú?

— Igual... Me preparo para estar por fuera toda la mañana, acompañaré a mi madre a entregar algunas cosas en una aldea a un par de horas y vuelvo al medio día, aunque ella hará lo mismo el resto de la tarde.

— ¿No la vas a acompañar en la tarde?

— No me lo ha permitido porque es un poco lejos y los autos no es como en el avión que al menos puedo caminar o ir acostada y no me hará nada bien.

— Lo entiendo, ¿entonces te vas a quedar sola en el hotel? Si yo hubiera ido con ustedes no te aburrirías.

— ¿Quien dijo que me iba a aburrir? Ayudaré desde aquí a hacer algunas cosas de la organización sobre los voluntarios.

— Está bien. Tan solo cuídate mucho, de verdad, lo digo por tu pierna.

— Lo sé, me estoy cuidando, no te preocupes, no queremos tener que posponer una vez más la fecha de la boda.

— No por favor, no podría con más drama, es agotador.

— Al menos estamos de acuerdo en eso, ¿tú ya caminas?

— Apenas puedo apoyar el tobillo, está curando bien.

— Vale, entonces si llegamos a la boda.

— Sí... ¿Alguna otra novedad?

Benjamín.

— No, todo en orden, ¿allá?

— Igual que siempre, pero esta bien.

— Okay, entonces hablamos luego, el auto sale en 30 minutos y aún no desayuné.

— Buena suerte.

— Gracias, adiós.

— Bye.

The crown in betweenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora