Capitulo 74

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Una de las cosas que más representan a una reina podría ser la capacidad de tomar decisiones difíciles en pro del bienestar de su pueblo...

Eso hice.

Lo primero fue guardar silencio, tan solo el doctor, Valeria, Christopher y yo sabíamos lo de mi embarazo y la única persona que sabía lo de Christopher era Thebe, en sus brazos lloré como si me hubiesen arrancado parte de mi alma, definitivamente el peor dolor de todos es el que causa un corazón roto.

Los próximos días intenté seguir mi vida normal, asistí a reuniones, pasé las comidas con mi familia, asistí a eventos, con la única diferencia de la ausencia de él, dormíamos en habitaciones diferentes, se excusaba con trabajo y diferentes razones para que no nos cruzáramos en la mesa y en el palacio en general, no quería verlo, no podía, aunque por dentro lo extrañaba con cada partícula de mi.

Me costaba comer, no solo porque tenía síntomas, si no porque estaba triste, estaba deprimida, pero mantenía una máscara increíble. Solo me bastaba estar a solas para perder el control, lloré mucho, me sentía vacía y con todo eso es tan irónico que solo pensaba en necesitar el apoyo de la única persona que no podía dármelo porque era la que me tenía en esa situación.

Amar es un riesgo enorme, uno que tiene la capacidad desde llevarte al cielo y volar hasta partirte en trocitos.

Yo ya había volado y me había estrellado abruptamente contra el suelo, era puñado de trozos.

2 semanas...

14 días...

Eso fue exactamente lo que me tarde en tomar el valor suficiente para plantarle cara a Christopher, para escucharle, todo porque tenía la necesidad de tomar decisiones por el país ya que necesitaba información acerca de los ataques, necesitaba frenarlo y una mañana lo cité en mi despacho.

Antes de eso nos habíamos cruzado un par de veces, pero no me atrevía ni a mirarlo a los ojos porque dolía, no habíamos hablado nada, cancelé cada evento o circunstancia que necesitara de la presencia activa de ambos, necesitaba alejarme y a no ser de la información que tenía Christopher me habría alejado de él muchísimo tiempo más, es que simplemente dolía, dolía mucho.

Me sentía absorta esperando en mi silla a que tocase la puerta de mi despacho, respiré profundo decenas de veces aguantando las ganas de llorar, bebí un litro de agua, me sequé las manos muchísimas veces con mi pantalón, pensé en huir, pensé en una forma de borrarme la memoria y volver a cuando éramos felices, pensé en los ojos de nuestro bebé, que solo podían ser de un color, lo imaginé con su padre, estaba segura que Christopher sería un buen padre, pero me rompía pensar en el futuro.

Hace un par de días todo se veía tan claro y ya nisiquiera sabía a que aspirar.

Christopher tocó la puerta 5 minutos antes de lo acordado, le pedí que se sentara frente a mi con un gesto y se quedó en silencio, en realidad ambos nos quedamos en silencio. Yo lo detallé un momento, parecía que le dolía tanto como a mi, había perdido mucha luz, tenía ojeras, el cabello largo, los ojos llorosos, pero yo ya no podía confiar en él, ni queriendo, porque quería, de verdad quería.

— Hola — saludé en tono bajo.

Mi corazón me gritaba que lo abrazase, que hiciera lo posible por borrar esa mirada triste de su rostro. Lo más difícil era seguir sintiendo tanto por él a pesar de todo, mi amor seguía intacto y la prueba crecía en mi interior.

Todo hubiera sido más fácil si tan solo hubiera despertado un día y lo hubiera dejado de amar, pero así no funcionaba.

— Hola — saludó de la misma forma —. ¿Cómo estás? ¿Cómo está nuestro bebé?

The crown in betweenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora