Capítulo 51

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A la recepción de nuestra boda asistieron muchos invitados, pero nada de prensa más que los fotógrafos privados que habíamos contratado, mismos que nos hicieron una sesión completa por todo el palacio mientras llegaban los invitados desde la iglesia, luego nos tomamos algunas más junto a nuestros padres, nuestra familia, y aquellas ultimas se filtraron voluntariamente de inmediato a los medios, ya que simbolizaban la confirmación de la unión de dos países enemigos y dieron la vuelta el mundo en 10 minutos.

Pasamos a cambiarnos para la recepción a algo más cómodo y mientras Christopher se puso un traje normal con corbatín yo me puse un vestido blanco con un diseño similar en la parte del torso con detalles encaje con una falda abierta que llegaba por debajo de mis rodillas y tuve que cambiarme a zapatos más altos, del mismo estilo de los que lleve en la ceremonia, pero más altos y con ellos un par de analgésicos. Mantuve mi cabello igual y me cambiaron la tiara por una aún más pequeña.

Recuerdo la primera vez que usé una tiara, cuando cumplí 15 me la obsequiaron mis padres y la usé durante toda mi celebración, era lo que me faltaba para ser una princesa por completo, o al menos eso pensaba.

Luego las usé solo en eventos de carácter especial y eventualmente vendría la corona, la gran corona.

Darles muchos detalles de lo que fue una recepción real de una boda sería demasiado aburrido, para que se hagan una idea todos se comportaban muy superficiales incluso para bailar, hicimos cosas del protocolo común de una boda como partir el gran pastel, pero con un sable de la guardia, dimos un discurso de agradecimiento muy parecido al que habíamos hecho el día anterior, nos tomamos fotos con todo el mundo, hasta hicimos la coreografía de nuestro primer baile, una muy lenta que me gustaría decir bailamos como si nadie nos estuviera mirando, pero era muy difícil, aún así, fue bonito, abrazados, dando vueltas, sonriendo, todo salió perfecto.

Después de cenar estuvimos un poco más conversando con los invitados y tiré el ramo que cayó en manos de Marlene, algo que fue gracioso porque ella me había dicho días antes que haría lo posible por quedárselo y al parecer golpeó con su codo la nariz de una mujer en el proceso, se tuvo que disculpar y probablemente le negaron la entrada a 3 países, pero estaba feliz.

Al final de todo nos fuimos, bueno, los invitados salieron al jardín principal a despedirnos porque literalmente íbamos a entrar al auto e irnos. ¿Adónde?
¿Luna de miel?

No, no tuvimos luna de miel, o al menos no en ese momento ya que sabíamos que no eran los mejores tiempos para ello, con todo lo de los ataques era peligroso para nosotros salir de vacaciones, no después de la boda cuando todo el mundo esperaba que nos fuéramos, así que preferimos quedarnos y seguir con nuestra labores normales con la corona, empezando por Christopher que apenas se iba a integrar. Tampoco es que nos agradara mucho la idea de irnos de vacaciones juntos, así que la respuesta siempre fue, "nos iremos, sí. En otro momento" y bueno, eventualmente si nos fuimos, pero eso para después.

Al salir de la recepción fuimos a nuestra casa, así es, teníamos una casa, en Cordelia, donde vivía parte de mi familia, nosotros nos mudaríamos a la residencia principal y la más grande de todas, un lugar que no conocíamos, pero allí habían vivido mis padres cuando se casaron, y mis abuelos antes de ellos y bueno, así por varios años. Se había mantenido desocupada hasta nuestra llegada y aunque estaba en mis planes pasarme por allí para al menos conocer mi futuro hogar, no tuve oportunidad, pero ya nos mudaríamos, esto hasta que yo heredada el puesto y entonces podría volver a vivir en el palacio. No era realmente una regla, pero estuvimos de acuerdo en que necesitaríamos un poco de tiempo a solas sin nadie diciéndonos que hacer para empezar bien nuestro matrimonio, estábamos en una situación complicada de aprender a adaptarnos a nosotros mismos y era lo mejor.

The crown in betweenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora