Capítulo 43

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Abrí los ojos lentamente acostumbrándome a la luz, me sentía muy confundida y con mucho frío.

— ¡Alya, mi vida, despertaste! — escuché a mamá junto a mi y giré mi cabeza en su dirección.

— ¿Qué pasó?

— Tuviste un ataque de...

— Lo sé — interrumpí y aclaré mi garganta, también tenía sed — me refiero a ¿qué pasó? ¿que fue la explosión?

Ella tomó una respiración profunda y tomó mi mano.

— Tu padre cree que es una advertencia, fue una bomba de bajo alcance plantada en una tienda de souvenirs. No han habido muertos, solo un par de heridos leves que se encontraban cerca, pero el lugar quedó bastante mal, lo habían cerrado para asistir a la conmemoración y por eso no había nadie adentro, si no la historia sería distinta.

— ¿Crees que hayan sido los mismos que han atacado el palacio? — pregunté sentándome.

— Definitivamente... Han armado un caos en la plaza  y la mayoría de heridos han salido del mismo caos, por fortuna no hay ninguna persona con mayores lesiones, hemos revisado varías veces, ahora tu padre está dirigiendo la investigación para saber cuándo y cómo se plantó esta bomba.

— ¿Y si atacan el día de la boda? ¿Si ya tienen todo planeado y hacen explotar bombas de las sillas?

— Desde el primer ataque se ha establecido un protocolo meticuloso para el día de la boda, Aly, deberas estar segura de que aquel día nada pasará y ya no hablemos más del tema... ¿como te sientes?

— Confundida.

— Te dieron tranquilizantes y dormiste casi 20 horas, hija — como si me leyera la mente me tendió un vaso con agua que me acabé en un segundo — ¿tienes hambre?

— Muchísima.

— Bien, iré a buscar a alguien para que te traiga el desayuno e iré a ver a tu hermano que también la ha pasado fatal, si me necesitas estaré aquí enseguida.

— Está bien, gracias mamá — ella me dio un beso en la cabeza y salió de la habitación, yo me di cuenta que traía aún puesto el vestido de ayer, así que me puse de pie y fui en busca de un cambio.

Me puse un pantalón fino y una camisa básica blanca, estaba buscando un par de calcetines cuando tocaron la puerta.

— ¡Adelante! — grité desde el vestidor, luego escuché la puerta abrirse — déjalo en la mesa, por favor — pedí refiriéndome al desayuno y solo hubo silencio, un par de pisadas y la puerta cerrarse así que después de encontrar mis calcetines salí y casi muero del susto al ver a Christopher sentado en el borde de la cama con la bandeja del desayuno en sus piernas.

— ¡Mierda! — musité poniendo una mano en mi pecho — deberías ponerte una campana.

— Lo siento, no quería molestar, me encontré con tú madre en el pasillo y me pidió el favor de traerte el desayuno, además quería saber si estabas bien.

Me acerqué y me paré frente a él.

— Estoy bien, un poco mareada, en las nubes, pero bien.

Él vestía tan casual como yo y llevaba su cabello completamente desordenado.

— Me asustaste muchísimo ayer.

— Lo sé y lo siento, gracias por no dejarme sola.

— ¿Acaso tenía otra opción? — dijo en tono divertido, algo muy de él.

Le regalé una leve sonrisa.

— Gracias... — asintió sin más y le extendí mis calcetines — ¿me ayudas?

The crown in betweenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora