Capitulo 20

168 23 20
                                    

La verdad es qué hay cosas que son evidentes a la vista, pero no queremos ver y lo evitamos, lo negamos, aunque otras veces ni nos damos cuenta hasta un momento específico que cambia todo y despierta ese algo, eso es nuevo, eso que allí empezaba a crecer, pero no notabas, o eso que apenas iba a empezar a geminar.

Como lo veas, esta genial y te lo cuento con tanta claridad porque lo viví varias veces y aquel día, el día del anillo perdido o "el gran día" como le llamaba Christopher en la mañana, sin saber incluso que se venia, (porque hasta ahora estoy segura que tampoco lo sabía) fue una de esas muchas veces donde me daba cuenta que apenas me estaba conociendo a mi misma y era encantador.

He de decir, no con orgullo, que mientras hubo luz del sol estuve metida en el despacho estudiando hasta que me obligó Valeria a parar y cenar fuera de ese lugar por mi salud mental y quizá tenía razón, mucha razón, me iba a volver loca, porque hasta ese punto tampoco había noticias del anillo, ya lo veía perdido y estaba esperando un gran escándalo o un milagro.

Entre tanto, concentrarme se me complicaba y quizá de todas las horas que pasé estudiando, lo único que había ganado eran unas ojeras del tamaño de mi mano y una lesión nueva en la espalda por la posición en la silla, nada que aportase a mi crecimiento y desarrollo como futura reina, estaba convencida de que fracasaría enormemente al día siguiente.

— Ya está la mesa lista, Al, hace 10 minutos — me aviso Valeria por tercera vez.

— ¿Qué hay de cenar?

— Probablemente algo delicioso, como siempre. No lo sé, sabes que aquí todos terminan cenando algo distinto y nunca me haces esa pregunta entonces no lo sé.

— Bueno, pues ya voy, en un momento.

— A ver... o te levantas ahora mismo a cenar o le aviso a la reina y de paso a tu abuela que llevas horas allí sin comer y que perdiste el anillo.

La miré indignada.

— ¿Qué dices? ¿Me estás haciendo una amenaza de la altura de Kale?

— Es una advertencia y sí, eso hago. Párate ya, niña, ¡por favor!

— Está bien, tranquila — me puse de pie y caminé hacia la puerta, me detuve al tenerla al frente — ¿estás bien?

— Lo único en lo que debes preocuparte es por ir a cenar, me estoy volviendo loca por tu culpa.

Val se veía genuinamente salida de sus casillas y eso pasaba pocas veces, la consideraba, era muy paciente conmigo, pero sabia reconocer cuando pasaba mi límite y aquella era una de esas veces.

— Lo haré y tú también hazlo y tomate un té de los mejores, que te tranquilicen un poco.

— No será necesario, estaré tranquila cuando estés cenando.

— Bien, ya voy...

Tomé camino por el pasillo hacia el comedor, pero ella me detuvo.

— ¿Adónde vas? — preguntó.

— Al comedor, a cenar... — respondí confusa.

— ¿No me dijiste que te pusiera la mesa en la terraza?

— ¿En la terraza? No, no te dije eso.

— Si lo hiciste, y tú mesa está lista en la terraza.

— No recuerdo haberlo dicho, Val...

Me miró confusa, yo también.

Valeria estaba muy rara y tendría que averiguar qué le pasaba. Tal vez necesitaba vacaciones, honestamente, la entendía, yo también las necesitaba.

The crown in betweenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora