Capítulo 44

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Dos semanas después se había logrado capturar a la persona que puso la bomba, fue reconocido por las cámaras de las calles alrededor. Un aparente empleado del sitio al que le habían pagado por dejar un pequeño peluche de oso en una estantería, la bomba venía dentro y fue activada remotamente, esta persona no pudo dar mucha más información porque se quitó la vida horas después de ser capturado lo que hizo sospechar de nuevo a todos de que no se trataba solo de un simple trabajador.

El caso seguía abierto, mi padre trabajaba como loco y yo tras él lo que podía ya que tan sólo faltaba una semana para la boda y empezaba a hacer las pruebas finales de vestuario, joyería, peinado, maquillaje y un montón de cosas más que solo me agobiaban.

Una de las cosas que nos preocupaba era la gente pidiendo respuestas que no podíamos dar, sentían miedo y era completamente comprensible, fuese quien fuese el culpable de todo no había dejado rastro y tampoco nos expresaba de forma explícita lo que quería en nuestro país, teníamos cada oficial trabajando en ello y la verdad sólo parecía alejarse.

La última semana antes de la boda fue increíblemente caótica, toda la familia llegó al palacio, incluyendo la de Christopher. Habían más de 50 personas hospedándose en nuestra casa lo que resultaba agotador, fuese adónde fuese había alguien con muchas ganas de conversar.

— Llevar tal joya en tu mano debe ser una gran responsabilidad, ¿no? — una de mis primas, Samantha miraba con detenimiento mi mano mientras yo intentaba tomar un poco de agua alejada de todo.

Era mi despedida de soltera, para nada emocionante, mis primas habían preparado una velada con cuarteto de música clásica y aperitivos de caviar. Tan solo eran un montón de mujeres que no solía ver casi nunca reunidas en una sala presumiendo su estatus.

— Ayuda pensar que no tiene valor alguno — respondí apartando mi mano con discreción.

— Te ves un poco pálida, chiquilla, ven aquí — mi tía-abuela apareció de la nada y tomó mi rostro entre sus manos con delicadeza para observarme atentamente — ¿no estarás embarazada?

— ¿Qué? No no, por supuesto que no.

— Da igual, yo estaba embarazada de Gale cuando me casé, con el corset de la época casi no se notó nada.

— Sí, pero no estoy embarazada, tía.

— ¿En serio? — la hermana mayor de Christopher, Merida, apareció por un costado.

— No, creo que tan solo estoy un poco cansada.

— ¿Como no ibas a estarlo? Si todo el tiempo estás corriendo por ahí — agregó mi tía.

— Es verdad, al menos eres dedicada, es una buena cualidad para formar una familia — intervino Merida.

— Sí, me temo que sí...

Me sentía extremadamente incómoda y como de milagro mis ojos se cruzaron con los de Marlene, que venia directo hacia nosotras.

— Una disculpa, señoras, me temo que les robaré un momento a la princesa, el rey la solicita.

— Nos vemos en un momento, ya regreso — me excusé con las dos que se quedaron hablando de mi probablemente y Mar me llevó hacia la salida — ¿Mi padre me necesita?

— No, lo inventé para que te dejaran en paz, te ves como si fueras a vomitar.

— Estoy a nada, el vestido es demasiado apretado y me han ofrecido cada cosa para comer que ya no puedo más... gracias por sacarme o habría tenido otro ataque de pánico.

— No te preocupes, creo que en unos segundos entraría un cantante o algo así, se olvidarán de ti así que si quieres irte yo te cubro, si alguien pregunta me pongo a bailar o lo que sea.

The crown in betweenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora