— ¿Estuvo planeado desde el inicio? ¿Desde que Val me dijo que si había algún plan para salir?— Sí, así es, quería verte, pero si te decíamos la verdad te podías poner en riesgo, además de ilusionar en caso de que no resultasen las cosas — explicó Thebe.
— ¿Entonces pensabas ir a Cressida?
— Estaba dispuesta a tomar cualquier riesgo, aunque tuviese que andar con una máscara en la cara todo el tiempo, por suerte se te ocurrió lo del viaje a Africa y fue mucho más sencillo, aquí no tendría riesgo de ser reconocida y me hice pasar como una voluntaria más, con la ayuda de Val, claro.
— No puedo creerlo... Me alegra mucho que estés aquí.
— Lo sé, yo también estoy feliz de estar contigo, ya eres toda una mujer, cuando me fui aún te escondías tras tu cabello para no tener contacto visual.
— Habito que perdí a la fuerza cuando tuve que tomarme los años de entrenamiento militar, por cierto, gracias por la advertencia.
— Yo sabía que tendría que tomarlo, pero Arche me dijo que no lo haría hasta los 23, contigo se han tomado las cosas con mucha velocidad, como si él tuviera prisa por entregarte la corona.
— No creo que el rey tenga prisa, aún así, ya me acostumbré a ir corriendo por la vida... bueno, ahora ruedo.
Ella hizo un gesto de empatía y puso su mano sobre mi pierna con delicadeza, me estremecí, él único contacto físico que tenía esa zona era la ropa y las revisiones médicas.
— Casi muero del susto cuando me enteré que estabas herida después del ataque, llamé a Valeria como un millón de veces, pero ella no podía contestar y se tardaron mucho en dar noticias tuyas, fue horrible.
— Lo siento. Ni siquiera yo sabía del todo que estaba pasando.
— Da igual, lo importante es que estas bien y la pierna se curará, es lo de menos.
— ¿Y lo emocional también se cura?
— Cuesta un poco más, pero con pasitos de bebé lo lograrás.
No necesitaba nada más que sus palabras para creerle ciegamente.
— ¿Qué hay de ti? Te ves muy bien y me gusta la sonrisa que presumes.
— Soy feliz, Aly, de verdad feliz — lo sabia sin que lo hubiese dicho, se le notaba en la mirada — o bueno, casi... no poder tenerte a ti y a Kale en mi vida es lo único que me tortura.
— Ojalá pudiera hacer más por ello, tú eres mi hermana y se supone que deberíamos estar juntas siempre, es injusto... tal vez yo también debería renunciar al trono.
— Hazlo — me dijo, no lo esperaba —. Si tienes las razones suficientes y estás segura de que no te arrepentirás, hazlo, pero si quieres ser reina tienes mi absoluto apoyo también, eres de las mejores personas para el puesto y se que harás cosas increíbles.
— A veces siento que no seré capaz.
— Yo lo sé, pero creo en ti y si no fuera así te lo diría, lo sabes.
Era cierto.
— Gracias por ver lo que nadie más ve.
— No soy la única que piensa así, desde afuera las cosas se ven muy diferentes que en el palacio y aunque en donde vivo no hay monarquia y se habla poco de la monarquia de otros países, he podido escuchar por otras voces que eres una de las favoritas de la nueva generación de herederos del continente.
— Quiero pensar que no lo dices porque eres mi hermana.
— Te lo juro por el meñique — extendió su meñique con seguridad.
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The crown in between
Teen FictionEsta es la historia de una reina que no nació para serlo, tampoco fue criada para ello, aunque contra todo pronostico y sin que alguien le preguntase si estaba lista, tuvo que asumirlo. Tuvo que heredar el puesto al que su hermana mayor renunció y t...