— ¡Alya! —mi padre se giró hacia mi al notar mi presencia, Christopher hace lo mismo poco después — ¿Donde estabas querida? — preguntó.— En la biblioteca —. Respondo sin dar detalles y me dirijo a él hombre junto a él — Christopher, te presento a Valeria, mi asistente personal — ellos cruzaron miradas, Val le hizo una pequeña venia con la cabeza.
— Un placer, alteza — dijo con una sonrisa la mujer.
— El placer es mío — respondió él con un gesto.
— Bien, debo atender algunos asuntos, ustedes pueden seguir conociéndose — indicó el rey antes de irse sin esperar respuesta.
Me giro hacia Valeria.
— Déjanos a solas, Valeria por favor.
— No hay problema. Estaré en tu despacho, gestionando lo que me pediste — informó con disposición y se fue poco después dejándonos a solas.
Bueno, en el palacio nunca se está realmente a solas, sobretodo si eres de la familia real. Siempre hay guardias cuidando desde una distancia prudente, o mucamas y mayordomos por allí, no importa, siempre hay alguien.
— ¿Qué tal ha ido la charla con mi padre? — ahora me dirijo al príncipe que con las manos relajadas tras su espalda me mira con atención.
No me acostumbro a que sea más alto que yo.
— Gratificante — respondió sin más con una sonrisa poco convincente si me preguntas.
¿No dirá nada más?
— Pues..., está bien — soné un poco decepcionada, tal vez lo estaba.
Se formó un incómodo silencio. No supe que hacer exactamente.
Tal vez fue mala idea decirle a Val que nos dejara a solas. Solo lo hice para que se sintiera con más confianza.
— ¿Quieres caminar? — propongo a lo que él responde asintiendo y tomamos camino uno junto al otro por fuera del salón.
— Es un lugar impresionante, donde vivo es mucho más pequeño. Mis padres dicen que es para se sienta más hogareño — empieza a hablar mientras giramos hacia uno de los pasillos que llevan a la biblioteca, de donde venía yo antes.
Puede que sea cierto pero para nadie es un secreto la crisis económica por la qué pasa su país.
Con quien nos cruzamos nos mira con cierta gracia. Supongo que todos esperaban conocer al futuro rey, incluso más que yo.
— Eso es genial. Para llegar de un lado a otro aquí es fácil perderse. Hay tantas habitaciones y pasillos que estoy segura que todavía no los conozco todos.
— ¿Nunca sales de aquí? — preguntó sin quitar la vista del frente, yo tampoco me atrevo a mirarlo mucho.
Caminamos lento y sin rumbo.
— Por supuesto. Suelo viajar con mi padre seguido, nos reunimos con personas del extranjero o algunas veces solo visitamos ciudades de Cressida. También salgo si debemos asistir a eventos.
— ¿Pero nunca has salido para algo enteramente tuyo?
Entramos a la biblioteca, ya no está el libro que deje en el sillón hace un momento. Aquí el desorden dura poco.
— ¿A qué te refieres?
— Algo así como vacaciones.
Suelto una pequeña carcajada, él me mira con el ceño fruncido.
— Por supuesto que si, pero solo cuando pasamos algunas semanas del verano en el palacio de Dione, al sur, junto al mar.
— Bueno, alguna vez deberías tener vacaciones personales lejos de aquí — sugiere mientras caminamos entre las estanterías.
ESTÁS LEYENDO
The crown in between
Teen FictionEsta es la historia de una reina que no nació para serlo, tampoco fue criada para ello, aunque contra todo pronostico y sin que alguien le preguntase si estaba lista, tuvo que asumirlo. Tuvo que heredar el puesto al que su hermana mayor renunció y t...