Pasamos al menos dos horas en aquella terraza conversando, me contó cómo fue que convenció a mi madre de pasar una velada sin que nadie nos acompañase, dijo que aunque puso varias condiciones, fue sencillo, no dio muchos más detalles y no lo necesitaba, mi madre adoraba a Christopher y todo lo que estuviera relacionado con mejorar nuestra relación, lo único que si mencionó cautelosamente es que mi padre no se debía enterar.
También me explicó cómo fue que tuvo la ayuda de mis doncellas para robar el anillo, ellas lo tomaron y se lo entregaron en la mañana, antes de que yo despertara. Valeria también estaba involucrada y eso hizo que todo tuviera sentido.
Hablamos de cosas comunes, conversaciones que tienes a diario con las personas con las que convives, pero que nunca habíamos tenido él y yo, se hizo muy ameno y se nos dio la media noche rápido, a pesar de ello no me sentía realmente agotada, solo que las altas horas me volvían vulnerable y me hacían decir y pensar de más...
Mirábamos la ciudad a lo lejos apoyando nuestros antebrazos en el muro mientras él hablaba de su mascota de infancia cuando lo interrumpí abruptamente recordando uno de mis pensamientos recurrentes.
— Hay algo... — me aclaré la garganta nerviosa, él me miró confuso — no estaba segura de cómo decírtelo, pero lo he pensado hace mucho tiempo y la cosa es que no quiero que nuestro primer beso sea en frente de un millón de personas, no quiero que sea en nuestra boda, pero tampoco quiero tener que besarte sin que haya afecto — le expliqué.
Sentía que necesitaba decírselo o iba a explotar, era algo con lo que lidiaba a solas, pero nos involucraba a ambos.
— Lo entiendo — respondió sin más, pero sonó honesto, aquello me tranquilizó más de lo que creería.
— Estamos lidiando con algo muy extraño, la única cosa para la que nunca me prepararon, pero más me advirtieron, yo no... yo... — no pude encontrar las palabras, me sentía perdida, tan solo lo miré — Christopher...
Tal vez se debía a la hora, a mi cansancio, a que estaba vulnerable o a su inminente cambio, pero yo quería decirle todo lo que pensaba sobre nosotros, yo ya no me quería sentir sola con eso, y honestamente no se de donde salió la valentía para que lo hiciera.
— Lo entiendo — dijo de nuevo — también lo he pensado, yo tampoco quiero que nuestro primer beso quede grabado en cámara, ni que lo presencien tantas personas, sería muy evidente que somos "extraños", se supone que debemos demostrar complicidad, amor... Pero también entiendo que besar a alguien solo por hacerlo no es nada gratificante, ni siquiera en intimidad.
Aunque me aliviaba que me entendía tan bien al respecto, aún estábamos en un punto cero.
— ¿Qué haremos? Y no solo sobre un beso, si no sobre todo lo demás.
Mi pregunta iba en serio, no era una situación común, algo que podrías buscar en libros, internet o incluso preguntarle a alguien, era confuso.
— Enfrentarlo, como todas nuestras mierdas, Alya, así como logramos superar e incluso encontrar seguridad en tomarnos de la mano — frunció los hombros.
— ¿Crees que deberíamos normalizarlo?
— Creo que deberíamos quitarle el indole romántico y pasional a un beso, convertirlo en un gesto casual, quizás... — sonó dudoso.
— Es buena idea eso de quitarle lo romántico a nuestros gestos, no solo los besos.
No lo era para nada, era de hecho una idea era ridículamente estupida, y aunque ambos en el fondo lo sabíamos, supongo que decidimos conformarnos con aquella "solución". Digamos que esa situación podría llegar a ser un poco desgastante y tal vez nosotros estábamos ya un poco desesperados por intentar normalizarnos como pareja a cómo diera lugar.
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The crown in between
Teen FictionEsta es la historia de una reina que no nació para serlo, tampoco fue criada para ello, aunque contra todo pronostico y sin que alguien le preguntase si estaba lista, tuvo que asumirlo. Tuvo que heredar el puesto al que su hermana mayor renunció y t...