Mi intención era conocer también un poco a Ariadna, pero Kale se ofreció a llevarla a los establos ya que Ben mencionó que le gustaban los animales y la pequeña accedió contenta, así que ahora sólo estábamos los tres en aquel lugar.— Benjamin me dijo que le gustaban las galletas de mermelada y las incluí, tenga la libertad de tomar todo lo que quiera de la mesa — le expliqué mientras nos servían tres tazas de té.
— ¡Vaya, que detalle! — le mandó una mirada cómplice a su hijo, Ben le señalo la mesa con una mirada divertida —. Sinceramente no puedo entender aún que hago aquí, ¿por qué querría la princesa conocerme?
— ¿Por qué no? — sonreí — mi única excusa es que Ben habla mucho de ustedes y quería conocerlas, de paso contarle un par de cosas que le ha ocultado su hijo, pero no lo culpe, que es a petición nuestra.
— ¿Ya que has hecho, Benjamin? — lo miró con desaprobación, él abría la boca para responder, pero lo interrumpí.
— ¿Recuerda el proyecto de la fundación del que le habló? — pregunté mientras me inclinaba a tomar mi taza, ella asintió — Benjamin apoya como consultor.
— ¿En serio? — se vio gratamente sorprendida, yo asentí después de dar un sorbo a mi té.
— Trabajamos de la mano hace semanas, su hijo es de gran importancia ya que conoce las circunstancias de primera mano.
— ¿Entonces trabajas directamente para la princesa? — preguntó a su hijo, él asintió.
— Tuve que callármelo todo este tiempo y Alya te lo dice en los primeros cinco minutos — me miró y gesticuló la palabra "increíble" con cierta molestia en broma y me hizo gracia.
— Lo siento... — le dije mientras tomaba una galleta, Helena le dio un sorbo a su té, Benjamín ni lo había tomado de la mesa — no podía tener a tu madre en frente y no decirle lo orgullosa que debería sentirse de tenerte como hijo.
Le di un pequeño mordisco a la galleta y bebí un poco de té.
— Es cierto, muy orgullosa — exclamó ella regalándole una mirada maternal a Ben — pero deberías tratar con más respeto a la princesa, ¿no ves? es súper amable... — le riñó en un intento fallido de susurro.
— Mamá... — Ben se veía incómodo, yo me recreaba con sus gestos.
— No hay problema, señora Williams. Ben y yo somos amigos ya hace tiempo, para su tranquilidad, cuando nos conocimos fue muy amable, no digo que aún no lo sea, lo es, es una persona destacable.
— Tiene razón, cuando era más pequeño se ofrecía a hacerle jardinería a todas las ancianas del vecindario, solo cobraba con agradecimientos y de vez en cuando una plato de estofado.
Quise imaginármelo, con 12 años haciendo jardinería por simpatía, me llenó el corazón de ternura.
Él se veía avergonzado, tal vez arrepintiéndose de aceptar la invitación, yo le ofrecí una mirada de "es la mejor fiesta de té que he tenido" sin pensar que me entendería, pero sonrío.
Los próximos 30 minutos ella me habló de lo mucho que amaba su trabajo y lo difícil que fue la pérdida de su esposo, luego de Ariadna y la aventura que ha sido aprender a conocer la forma en la que ella ve el mundo y como se ha adaptado a ello.
Me estaba fascinando la charla, con la naturalidad y la dulzura con la que expresaba cada palabra podría quedarme escuchándola horas sin cansarme, Ben no participaba mucho, tan solo comía bocadillos y nos observaba con tranquilidad.
Todo iba bien, súper bien y digo iba porque alguien todavía no entendía el significado de la palabra no.
¿Quién?
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The crown in between
Roman pour AdolescentsEsta es la historia de una reina que no nació para serlo, tampoco fue criada para ello, aunque contra todo pronostico y sin que alguien le preguntase si estaba lista, tuvo que asumirlo. Tuvo que heredar el puesto al que su hermana mayor renunció y t...