Al cumplir nuestro primer mes como pareja casada Christopher y yo tuvimos nuestra primera discusión importante, todo debido a un inconveniente con mi padre y se elevó poco a poco cuando yo intenté justificar al rey mientras Christopher estaba en desacuerdo y nos enojamos al punto de decirnos cosas un poco groseras, creo que ambos estábamos muy agotados y simplemente nos desquitamos con nosotros mismos.
Durmió en la habitación de invitados esa noche y no hablamos en todo el siguiente día, pero al final de día, justo cuando me metía en la cama para dormir, él apareció con una rosa blanca. Tan solo me la dio con una sonrisa y me preguntó como había sido mi día, eso bastó para que todo volviera a la normalidad, aunque en el palacio las cosas con Arche estaban tensas.
Mi padre estaba completamente fuera de control y es que nos exigía muchísimo más de lo que podíamos manejar, sobretodo conmigo. En una semana no solo presenté una legislación al parlamento si no dos y una fue tan tonta que todos me miraron con rechazo, algo de lo que mi padre era consciente y se excusó diciendo que lo hacía para que aprendiera del fracaso.
No aprendí nada, solo me sentí fatal, Christopher me llevo helado de chocolate al despacho para que me sintiese mejor, fue un lindo detalle.
Logramos tomar un día para ir a la fundación y asegurarnos de que todo estuviera en orden y lo estaba, funcionaba como reloj, la madre de Benjamin se había acoplado bien, además, gracias a ella supe que Benjamin había logrado comprar la moto y se había ido.
Respecto a los ataques, todo estuvo en una gran calma, las investigaciones dejaron de ser relevantes cuando tuvimos que afrontar una crisis por un volcán que había decidido hacer erupción después de 100 años y había dejado devastado una ciudad entera, aquellos días no lográbamos ni regresar a casa a dormir.
Poco a poco Christopher y yo empezábamos a actuar más como una pareja real y con ello debo agregar que habíamos dejado de pretenderlo, empezábamos a querernos de verdad, fue tan sutil que casi ni nos dábamos cuenta que nos estábamos enamorando.
Una noche de sábado, casi dos meses después de nuestra boda, después de llegar del palacio, tomé una ducha para irme a la cama y cuando regresé a la habitación ya vestida y lista, mi esposo se encontraba allí con la laptop en sus piernas y sus lentes concentrado en la pantalla, no solía usar la laptop en la cama, así que me causó intriga.
— ¿Trabajas? — pregunté acomodándome en mi lado.
— De hecho, estoy ultimando un par de detalles para nuestra luna de miel.
— ¿Luna de miel? — lo miré incrédula, habíamos acordado que no tendríamos una luna de miel.
— Sí ¿has escuchado de Casioperant? — me miraba a través de sus lentes mientras yo cubría mis piernas con el cubrecama.
— Se que es un país pequeño en el norte de Oceanía donde no hay monarquia. No se mete en líos, es estable económicamente y es muy liberal.
Tuve que leer mucho sobre casi todos los países del mundo, recuerdo este en particular porque su nombre me recordaba a una constelación.
— Y es una isla gigante con playas hermosas donde no somos muy conocidos y además tiene una reputación con el buceo impecable, es momento de ascenderte de nivel.
— ¿En serio quieres una luna de miel? ¿Para enseñarme a bucear?
— ¿No crees que lo necesitamos? Ya no tenemos ni los domingos libres con tanto trabajo.
— La verdad, sí, vendría genial, el problema es lograr que el rey nos dé un par de días libres.
— Hay que hablar con él, no tuvimos luna de miel y pensé que podría ser de aquí a un mes más o menos.
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The crown in between
Teen FictionEsta es la historia de una reina que no nació para serlo, tampoco fue criada para ello, aunque contra todo pronostico y sin que alguien le preguntase si estaba lista, tuvo que asumirlo. Tuvo que heredar el puesto al que su hermana mayor renunció y t...