Capítulo 4

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A veces hay momentos en nuestra  vida que pueden llegar a ser tan vergonzosos, bochornosos, incómodos, tristes, frustrantes y hasta traumáticos que nos cuesta recordar, no porque literalmente no podamos, si no por lo que sentimos al volver a ese momento, se revive el sentimiento, no da gusto. Al menos ese es mi caso y por eso contar esta historia con tanto detalle como nunca la había contado fue una decisión de años, pero bueno, aquí estoy yo escribiéndolo y tú leyendo. Te digo todo esto porque aunque trataré de ser lo más específica posible, también me seré fiel a mi misma con lo que no quiero recordar a lujo de detalles como para escribirlo al pie de la letra, sobretodo si se puede resumir fácil. Por esta razón daremos un salto en el tiempo...  ¡tranquilo!, solo serán un par de días, y aunque te encontrarás con muchísimos más saltos de tiempo, en este en específico fueron un par de días un poco complejos y se podría decir cruciales para el rumbo de esta historia y como no quiero entrar en detalles, te lo resumiré, pero poco a poco, ya verás.

Entré al despacho de mi padre después de que me sacara de clase de leyes. Lo encontré concentrado en el papeleo sobre la mesa, no se molestó en levantar la mirada, incluso cuando estaba frente a él.

— Me llamaste — hablé .

— ¿Crees que deberíamos dar financiamiento a la aceleración de la construcción del aeropuerto en Hande? — preguntó aún sin mover un músculo, tan solo las yemas de sus dedos que se pasean el fino papel.

— No entiendo cuál es el apuro.

— Hubo un gran retraso para iniciar por temas relacionadas con la naturaleza en el terreno y ahora hay fechas de contratos con mucho en juego, algunos se pueden negociar, otros se ven complicados — explicó brevemente.

— Bien. Yo no daría el financiamiento.

— ¿Por qué?

— Para empezar el tema de la naturaleza es fuerza mayor a lo que todos deben adaptarse ya que todos somos perjudicados. Y luego, entiendo que aunque se diese el financiamiento tan solo se le restarían un par de semanas a la construcción, no vale la pena, es mucho dinero que se puede invertir en causas más urgentes.

Levantó la cabeza lentamente y me miró por encima de sus lentes.

La Alya de hace un par de años estaría nerviosa por esa mirada, pero ya había superado el tema, no en todas las ocasiones, pero en la mayoría.

— Se podrían perder muchos contratos.

— ¿Quien pierde realmente? El aeropuerto de Hande es un proyecto muy esperado con mucho potencial.

— Eso pensé — se quitó las gafas dejándolas en el escritorio y suspiró agotado.

— ¿Para eso me necesitabas? — pregunté.

— No, te voy a entregar el proyecto de la fundación en el castillo. 

— ¿La remodelación?

— Sí, todo completo y te quedarás con el crédito, será público.

No puede ser...

— Sabes que apenas tengo tiempo para comer y ahora tengo que planear mi boda.

Mi padre solía entregarme sus responsabilidades menos importantes, inició con la excusa de que aprendería más y me estaba poniendo a prueba, pero ya lo hacía por quitarse un problema de encima. Usualmente no obtenía crédito por mi trabajo, eso si era nuevo.

— Es importante, Alya.

— Lo sé, pero mi vida también lo es.

— Tú vida es Cressida, y lo será hasta el día en que mueras — replicó.

The crown in betweenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora