Regresar a Cressida fue tal cual como lo imaginábamos: una mierda.Pero una mierda que ni siquiera podíamos sentir como una mierda, porque era complicado quitarnos la sonrisa de la cara.
Como era de esperarse recibí un sermón por haberme excedido con el sol y no fue en vano, porque en cuanto me descuidé salí en la portada de una revista que hablaba de que habría tenido "vacaciones secretas", algo que no era para nada grave en mi opinión, pero al rey le pareció algo no muy digno de una futura reina, no cuando el país cruzaba una crisis por los ataques.
En fin, como dije antes: nada podía quitarme la sonrisa de la cara, ni las 4 toneladas de trabajo que nos asignaron o tener que reemplazar a mi padre múltiples veces en diferentes situaciones porque se ausentaba por diversos viajes que a la larga me parecían sospechosos porque nunca viajaba tan seguido, pero mamá insistía en que estaba todo bien.
Hablando de mamá, cuando supo que conocí a sus nietos se echó a llorar y me pidió que le contara cada detalle de aquellos días a su lado, fue hermoso para mi revivir esos momentos y ella ahora más que nunca estaba decidida a querer conocerlos y no tardó mucho: dos meses después planeó un viaje tal como el de Africa para llevar recursos a una isla cercana a Casioperant y viajó en cubierto en una lancha hasta lograr el abrazo de sus sueños. Yo no pude ir con ella, aunque hubiera querido, pero tuve que quedarme a investigar sobre un ataque en la zona norte de Rhea.
Ya no atacaban la familia real o el palacio, empezaban a atacar el pueblo y aquello era mucho más desesperante.
Aún así, lograba mantener por separado mi vida como princesa heredera y como esposa, porque al volver a casa daba prioridad a mi bienestar, tranquilidad y felicidad que se resumía en Christopher.
— No me sueltes — me pidió mientras yo lo guiaba por los establos del palacio.
Era domingo por la mañana y le había dicho que le tenía una sorpresa entonces después de mucho rogarle logré que se cubriera los ojos.
— No te voy a soltar, tranquilo...
— ¿Adónde me llevas?
— ¿Adónde crees?
— Por lo irregular del suelo podríamos estar en medio del bosque y de tu parte no se me haría raro.
— Ya vas a ver, espera aquí — hice un amague de soltarlo para abrir la cerca que tenía en frente, pero él me agarró fuerte.
— ¡No me dejes!
— No te voy a dejar, solo voy a abrirnos paso.
— Alya... — dijo un poco aterrorizado, yo me acerqué y dejé un beso en sus labios.
— Confía en mi — musité aún sin alejarme, él asintió soltando mi mano.
Me tardé poco más de 3 minutos abriendo la cerca, cruzando a Christopher hacia el otro lado y cerrándola. Caminamos un par de metros más hasta que llegamos finalmente a nuestro destino.
— ¿Llegamos? — preguntó por sexta vez.
— Sí, ahora sí.
— ¿Me puedo quitar la venda?
— Un momento... — me planté frente a él — sé que odias tu cumpleaños por alguna razón y prometí que estaríamos en casa solos, aún así te hice venir hasta aquí, pero cuando veas lo que tienes en frente entenderás por qué no podía darte tu obsequio en casa.
— Ya me estás poniendo nervioso...
— Ya está, quítate la venda.
Procedió a alejar la tela de su rostro y frunció el ceño acostumbrándose a la luz hasta que enfocó el pequeño potro y su madre de pelaje claro en prado cercado frente a nosotros.
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The crown in between
Teen FictionEsta es la historia de una reina que no nació para serlo, tampoco fue criada para ello, aunque contra todo pronostico y sin que alguien le preguntase si estaba lista, tuvo que asumirlo. Tuvo que heredar el puesto al que su hermana mayor renunció y t...