CAPITULO 38.

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Fue repugnante, incluso Eris que fingió no saber y la propia Melpómene que empujó a Eris.

Si había una falla sería el Marques, pero Melpómene estaba frustrada consigo misma por desahogarse con Eris que no sabía nada.

Melpómene hizo que su sirvienta echara un vistazo a Eris, amaba a Alec y pensó que sería una buena recompensa. Eris tendría que atravesar el jardín trasero para salir de todos modos, así que no había ido muy lejos todavía.

Tal vez se eche a llorar cuando vea a Alec. Las lágrimas de las mujeres siempre tienen un efecto sorprendente.

Fingiendo ser lamentables, tal vez Alec se apiadaría y cuando Alec que había visto a Eris cuando sucedió eso Melpómene le preguntó.

—¿Lloro cuando te vio?

—Es la hija de una serpiente y aunque me molesta, ella no llora. Nunca antes he visto llorar a lady Mizerian. —Dijo Alec mientras se reía.

Melpómene se echó a reír también.

Sin ser capaz de dejar de reír durante mucho tiempo, le hizo una seña a Alec para que saliera. Se rio tan fuerte que las lágrimas corrían por sus ojos, cuando Alec salió de la habitación Melpómene dejó de reir y bajo la cabeza recitando de manera sombría.

—Pobre de ella, pobrecita. Estas viviendo una vida muy triste. Eres rechazada por tu amado sin saber nada a cauda de los pecados de tu padre, pero no puedo evitarlo, porque eso hace que me compadezca de mí misma. No importa cuán injusto y miserable sea para ti. Nunca serás tú quien haya sido traicionada por una persona que aprecias y hayas perdido aun hijo que amas.

Melpómene tampoco lloró. La mujer que fue engañada para que mataran a su hijo ni siquiera merecía llorar.

—El amor solo no es un lugar para pararse.

El amor es más efímero que una temporada de flores...

Melpómene a veces se preguntaba como habría sido su vida, si ella tuviera un futuro diferente.

En ese día de invierno ¿habría sido feliz para siempre si Kratos la hubiera tomado de la mano para huir juntos en lugar de quedarse en el palacio?

Melpómene suspiró y luego cuando ella se miró en el espejo lo único que se reflejó fue un monstruo viejo y feo.

Fin de la narrativa de Melpómene.

*** ** ***

Juntó con un olor dulce, Anakin regresó con varias galletas y pan en sus manos colocándolos en una esquina de la habitación y se acercó directamente a los dos.

Anakin parecía querer preguntar de que habíamos hablado, pero se detuvo en silencio porque Kynthia tenía los ojos abiertos con mucha sorpresa. De cualquier forma, había logrado mis objetivos, por lo que me levanté para volver a la mansión. Anakin trato de seguirme, pero lo detuve con un gesto de la mano.

—Ha pasado un tiempo desde que ambos se encontraron así que ¿no deberías de tener los hermanos algo que hablar? Puedes volver a la mansión mañana.

Fue mi propia consideración, pero incluso antes de que Anakin abriera la boca, Kynthia saltó.

—¿De qué está hablando señorita? ¿Cómo puede recorrer ese largo camino sola? Hay tanta gente terrible en este vecindario que incluso los que nacimos aquí y se criaron en estos callejones no salimos solos de casa. No digas nada más y llévate a mi hermano.

—Así es maestra, es peligroso.

Como ambos insistieron de manera tan obstinada, todo lo que pudo hacer fue asentir avergonzada.

Las extraordinarias aventuras de una dama suicida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora