CAPITULO 66

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Esta habitación no estaba preparada para ser usada para un criminal. Era para tratar a alguien con un rango más alto que el mío.

—Parece que se debe a mi falta de habilidad, es por eso que he traído a alguien que sea capaz de persuadir a lady Mizerian.

La puerta se abrió. En verdad no quería mirar atrás.

Estaba segura de que no debería de mirar atrás, pero el interrogador sonrió e inclino la cabeza hacia la persona que estaba detrás de mí para saludar.

—Es una tarde deslumbrante su alteza. Gracias por venir.

Sentía que me estaba ahogando, Anakin no estaba a mi lado. La sensación de esa noche me abrumó con intensidad, como si se tratara de fuego, pero al contrario de mis deseos de que no se acercara, Alec se aceró lentamente a mí. Nuestros ojos se encontraron finalmente.

Había tenido pesadillas con lo que sucedió esa noche. No había podido dormir profundamente... pero la realidad siempre era peor que las pesadillas.

Me congelé, olvidé como respirar, así que me sentí aún más asfixiada.

—Lady Mizerian ¿Se encuentra bien?

El interrogador sintió que había algo extraño y se acercó a mi tratando de revisar mi tez, pero le golpee la mano con rudeza.

Por fin puede escuchar claramente el sonido de mis dientes rechinando ¿Acaso es mi ira hirviendo lo que hace que mi voz tiemble?

Probablemente sí.

Todavía lo recuerdo con claridad.

La sensación de ser arrastrada, el miedo, la acidez, el terrible desamparó que se derramaba, la textura suave impregnado en el jarrón que estaba en mi mano, el sonido de mi corazón que parecía estar a punto de estallar. Creía que me estaba volviendo loca ¡y apenas era capaz de soportarlo!

¿Cómo puede ser tan desvergonzado?

—Sal.

—¿Qué...?

—¿Lady Mizerian?

—Sal.

Mi puño encima de mi rodilla estaba pálido y por fin pude gritar como si me apretaran el cuello

—¿No puedes oírme? ¡Dije que te salgas! ¡Fuera! ¡Fuera!

—Lady Mizerian, tómelo con calma.

—¡Sal antes de que te mate!

¿Por qué pareces sorprendido? ¡Ya lo hice una vez! ¿No puedo tener éxito dos veces!

—Que grosera, como te atreves a hablarme de esa forma.

La expresión de sorpresa del príncipe heredero no duró por mucho tiempo. Pronto endureció su rostro como siempre lo hacía. Me estaba mirando con el ceño fruncido y comenzó a quejarse con su tono enojado al mismo tiempo que trataba de agarrarme.

Grité, sacudí mi cuerpo y traté de alejarme de él. Estaba pensando en cualquier cosa para que mi garganta fuera cortada.

Mi cabeza estaba mareada, mi respiración era superficial y agitada, era incapaz de controlar mi cuerpo que temblaba por lo que me tambaleé y caí.

Estando en el suelo, mis parpados temblaron, respire hondo y me quede quieta, pero mi visión era borrosa.

Escuché las voces que pedían a un médico a lo lejos y cuando me desperté estaba de nuevo en la cama. Al ver que no era la cama de la prisión en la torre, parecía que era una habitación ordinaria del palacio imperial.

Las extraordinarias aventuras de una dama suicida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora