La Emperatriz se quedó en callada por un rato en cuanto me vio.
—Has perdido peso.
Pero la Emperatriz que me había dicho eso también estaba mucho más delgada que antes. En el Palacio de la Emperatriz era un lugar lleno de lujos y brillos, pero parecía estar más vacío.
Después de todo no importa lo bien que uno vista, las cosas ricas que coma, todo eso se vuelve inútil si no es feliz. La Emperatriz estaba igual de vacía, pero aun así se rio.
No había venido hasta su palacio solo para hablar o compartir consejos. Saque la taza de té que había estado bien escondida entre mis brazos y se la entregue a la Emperatriz.
Ella miró la taza, pero no la tomó.
—Hay veneno en la taza de té que tiene los cuatro pétalos dibujados cerca del mango.
—¿No dijiste que moriríamos juntos?
—¿No basta con que beba el té después de que lo beba el Emperador? ¿no hice ya suficiente?
La Emperatriz se rio y solo entonces comenzó a mirar la taza de té con interés.
—¿Sería una regla implícita hacer una taza de té como esta solo una vez para que no deje rastro?
—¿Es así? No lo sabía. De todos modos, hágalo usted misma ¿Debería decirle cómo hacerlo?
Dije imitando deliberadamente al Marques mientras inclinaba la cabeza, ella hizo contacto visual conmigo. Le di la taza de té, pensé que, si me quedaba más tiempo con ella, sería capaz de hacerme revelar las cosas que no deseaba contar.
—Entonces, adiós.
—...Si te llegarán a atrapar por el asesinato, serás encerrada en la habitación donde te quedaste la última vez.
Gire la cabeza para ver a la Emperatriz, ella no me observaba en cambio estaba mirando la ventana antes de continuar hablando.
—En ese lugar hay un pasaje secreto debajo de la cama. Si bajas las escaleras de ese pasaje te llevará al pasillo subterráneo en el que estuviste la última vez. Es una ruta de escape secreta que se ha trasmitido solo a la familia Imperial de generación a generación en caso de una rebelión.
—Ya no soy miembro de la familia Imperial, así que fingiré que no lo sé.
Odiaba la Marques, deseaba morir entonces ¿Por qué tan de repente me quiere salvar? ¿Es su propia redención? Si es así, será en vano. Es porque mi propósito no es sobrevivir después de vengarme.
Me reí y me alejé despacio en el pasillo frio.
—No es la Emperatriz la única que desea morir.
La Emperatriz que me miraba con los ojos abiertos. Después ella se rio como si estuviera llorando. Sus ojos estaban rojos como si estuviera a punto de llorar, pero las lágrimas no fueron derramadas y su voz no temblaba.
—Algunas personas llaman a esa apariencia rota "El ejemplo de la familia Imperial" —Susurro en voz baja —¿Cómo? ¿Cómo es posible que todas las personas que he intento salvar no me escuchan?
Cuando escuché esas palabras recordé la obra de teatro que vi.
A la Emperatriz rogándole a su hijo para que escapara ¿también le dijo del pasaje? ¿La Emperatriz moriría en ese lugar sin salir por ese pasillo, aunque lo deseara? ¿Cuántas historias que no he leído de este mundo quedan?
Cuando abrí la puerta y salí, vi al Príncipe Heredero que estaba allí esperando. Me sorprendió mucho pero cuando recordé lo que pasaría, pensé que sería una reacción hiperactiva.
ESTÁS LEYENDO
Las extraordinarias aventuras de una dama suicida.
RomansaReencarne en el cuerpo de Eris Mizerian, la villana de una novela que enveneno a la protagonista, cuando su prometido el príncipe Heredero se casó con Helena, su amiga de infancia y doncella. Desde que me di cuenta de la situación. Solo tengo un o...