El rostro sorprendido de Helena me estremeció.
Me limpio las lágrimas con sus manos, no sabía que mis lagrimas habían comenzado a salir hasta que se detuvieron.
Hable con voz ronca. Mi voz que antes era tan retumbante ahora era tan pequeña que Helena tuvo que acercar sus oídos hasta mis labios para ser capaz de escucharme.
—Dime
—Lo siento...no lo escuche... dígame una vez más Lady Mizerian.
—Di que... quieres vivir...dime.
Dime que deseas vivir.
Helena se levantó en silencio y me miró, agarre su vestido con mis manos temblorosas, pero ella no me apartó.
—Por favor dime... que quieres vivir.
Pero, aunque lo escuchara, sabía que no podía salvarla. Como ya he llegado tan lejos, sé que lo que estoy haciendo ahora es solo un intento torpe de mi parte.
Por el pecado de matarte, a ti que deseaba vivir, me odiare, me resentiré y me condenare por el resto de mi vida.
—Lady Mizerian ¿lo sabes? Me gusta mucho la temporada del final de la primavera y el inicio del verano. Cuando todo en el mundo se vuelve verde y cálido y el sol tarda en ocultarse.
Helena cerró sus ojos y tembló por un momento como si estuviera imaginando esa escena que le gustaba mucho.
—Es en ese momento, en que con ayuda del viento no hace calor y donde quiera que mires, todo es hermoso.
Después de que terminó con sus recuerdos, se volvió hacia mí.
Suavemente acaricio mi cabeza como si estuviera tratando a un hermanito menor durante mucho tiempo y dijo:
—Puede que no lo recuerdes, pero fue un día de verano cuando te perdone. Ese mismo día jure que estaba dispuesta a entender todo lo que sea que me hicieras en el futuro.
Había pensado que Helena Antlebloom era frustrante y estúpida, pensé eso por mi creencia de que era débil y no era capaz de decir nada mientras Eris la acosaba una y otra vez.
Debido a que era débil e ignorante, que temía a las represalias y que no era capaz de defenderse.
Fue una idea muy arrogante y presuntuosa de mi parte.
—Está bien "si" me lo dijiste un día.
Si fuera yo, si fuera Helena seria gratamente vengada.
La habría avergonzado y pisoteado por completo frente a todos para que nunca más pudiera tratarme descuidadamente.
Pensaba que, si me disculpaba, seria yo la que perdería. Yo creía que la venganza era "más fuerte" por qué el perdón solo resultaba en pérdidas.
—Ahora es mi turno de devolverlo. Está bien Eris, todo estará bien.
—¡Ah, ah...! ¡Ah!
—Haz lo que quieras hacer.
Lo sé bien ahora, Helena no era débil y no es que lo tolerara. Mas bien, fue por que pudo comprender y tolerar el dolor, el miedo de las personas débiles porque ella era más fuerte que cualquier otra persona.
Todos, cada uno de aquellos que eran malvados pero débiles no podían sobrevivir sin tratar de apoderarse de esa bondad.
—¡Ah, ah...! ¡Ah!
¡Oh, Helena!
Ella era tan deslumbrante que salvaba incluso a las personas que eran basura como yo.
Llore y grite, no podía soportar toda la situación sin gritar.
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Las extraordinarias aventuras de una dama suicida.
RomanceReencarne en el cuerpo de Eris Mizerian, la villana de una novela que enveneno a la protagonista, cuando su prometido el príncipe Heredero se casó con Helena, su amiga de infancia y doncella. Desde que me di cuenta de la situación. Solo tengo un o...