CAPITULO 41

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Sus palabras de que sería estricta no fueron ninguna exageración. Me enseñaba 6 horas al día y hacía una distinción entre que recordar y que debía de olvidar para Eris, que estaba acostumbrada al mundo social de las damas nobles

–Hay algunas reglas implícitas en la sociedad hasta hora. Un lunar alrededor de los ojos que significa "estoy interesado en ti". Mientras que en el labio superior es "Quiero besarte". Estos lindos lugares colocado así por los amantes formaron un "lenguaje social silencioso" pero...

Ella dobló su abanico y se encogió de hombros.

—Olvídate de ese lenguaje vulgar, porque las damas de la corte imperial están más preocupadas por la dignidad que por la arrogancia.

Había muchas reglas que eran triviales y mezquinas.

—Además, cuando camine con su Alteza, debe caminar dos pasos detrás. No puedes estar aun lado o delante de él. Cuando beba té, no lo haga demasiado rápido y siga el ritmo de la conversación.

El mayor problema al que me enfrenté por encima de todo a lo hora de enseñar a Helena fue el baile, pero para evitar que se me escapara alguna palabra. Tuve que actuar incluso como maestra de baile.

Ahora que lo pienso, aunque debería haber bailado con el personaje principal en la ceremonia de mayoría de edad de Eris, las cosas con Helena fueron tan grandes que nadie dijo nada por el hecho de que no bailé. De hecho, el príncipe heredero y Helena me salvaron en ese momento.

—El salón de baile comienza con polonesa. En el primer minueto se forman las personas más grandes. En segundo lugar, va el vals cuadrille que parece estar de moda entre los aristócratas, pero no en el Palacio Imperial.

¿Polonesa? ¿Minueto? ¿Cuadrille? Esos nombres desconocidos volaron a mi lado, por lo menos sabía un poco del vals ¿y si me invitaban a bailar? Ese miedo realista comenzó a preocuparme que me dolió el estomagó. Mi maestra que no sabía de mis pensamientos continúo explicando.

—Cuando el ambiente del salón está en su punto, bailamos Mazurka y una vez que termina ese baile comienza el cotillón... no solo es el baile lady Mizerian lo que debe de enseñarle. Tiene que enseñarle la atmosfera que cambia junto con el baile y la conversación que lo acompaña.

Ni siquiera sabía bailar.

Estaba sudando profusamente, pero la maestra no parecía estar preocupada por eso.

Era Lady Mizerian, quien es conocida por sus habilidades sociales, por lo que debe haber pensado que le enseñaría bien incluso sin decir nada fuera de lo común.

Ni siquiera sería capaz de adivinar en sus sueños que el interior de esa tal lady Mizerian era otra persona.

—Primero, comencemos con la coreografía femenina nuevamente para familiarizarse con los sentidos. Después de terminar la corografía femenina, también debe de aprender la masculina.

—¿La coreografía de los hombres?

—Por supuesto, también debe de aprender eso. De esa manera ¿no podría enser el ritmo a lady Antlebloom? Tú, el de ahí. Ven.

La niñera que resopló como si hubiera preguntado lo obvio llamó a Anakin, que estaba parado en la esquina de mi habitación como uno de mis adornos.

—¿Sabes cómo bailar?

—... lo he visto muchas veces.

—Bien, de todos modos, será lady Mizerian quien lidere.

¿Guiar? ¿Yo? Los ojos de la maestra estaban llenos de anticipación una vez que me vieron. Maldita sea, ¿Cómo se supone que lidere el baile? He estado demasiado ocupara tratando de lidiar con mi situación.

Las extraordinarias aventuras de una dama suicida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora